27 de octubre de 2010

Semejanza y diferencia


“Teóricamente tanto el magnate como el mendigo, son igualmente libres para casarse con la hija del rey, del mismo modo que son igualmente libres para dormir bajo los puentes de París. Sin embargo, sabemos que en realidad tanto el acceso a los recursos como la posibilidad de un máximo de combinaciones a través de las relaciones matrimoniales se encuentran desigualmente distribuidos a lo largo y ancho de la estructura social”
Eric R. Wolf


“La historia sólo la hacen los que se oponen a ella”
Guattari y Deleuze


¿Qué hace que un conjunto de individuos desperdigados por la ciudad puedan sostener ideas, pensamientos, acciones y valores mayoritariamente semejantes frente a otros y al mismo tiempo tener la capacidad de decisión por sobre otros? En esta pregunta todo se mezcla y en principio aparece todo muy difuso, para ello tenemos la palabrita adecuada con la cual zafamos, aunque sólo sea mediante relato el problema. Es una complejidad.

Poder, política, identidad, ethos, clase, práctica, estructura, redes, patriarcado. En principio esas, pero también muchas más. Difícilmente uno vaya encontrar un adecuado cuerpo de conceptos para definir el porqué un grupo social ostenta primacía por sobre otro, en todo caso ya se ha hecho de muchos modos, pero tras todo se esconde una pregunta de orden ético ¿Si tras todo el diagnóstico esta la patencia de una realidad acordonada por la mierda de un extremo a otro, qué hacer?

Ya Carlos Marx planteaba la doble necesidad de actuar sobre el pensamiento al mismo tiempo que el pensamiento actúa (piensa) sobre el actuar modificándose de manera incesante. Todo el tiempo uno debe luchar con las inscripciones del exterior, no se trataba nunca de desnudar una ideología, tampoco de sostenerse mediante un proceso de creación teórica para luego echarse a gozar, era tal como lo sabían los presocráticos, los estoicos o la escuela de Epicuro un desenvolverse desenvolviéndose.

“Los modos de vida inspiran maneras de pensar y los modos de pensamiento crean maneras de vivir… la vida activa el pensamiento y el pensamiento a su vez afirma la vida” (Deleuze). Pero como se sabe demasiado desde las investigaciones empíricas desde la escuela ya todo se empieza a podrir mediante el fenómeno de asimilación, ensignación (inscripción de signos en el cuerpo) y apercibimiento de los fenómenos reales a través de esquemas de organización y distinción permanentes impuestos desde el Estado. Que nunca se enseño a pensar y a crear en la escuela, eso lo sabemos todos, pero más triste aún es el fenómeno de la universidad que no hace sino remedar con aires de prestigio lo que ya se venía insinuando en la escuela y antes en la familia. Era cuestión de tiempo para que ciertos grupúsculos se organizaran en contradicción con el Estado, la familia burguesa y las escuelas del orden.

Por todas partes un plan de organización que no cesa de aplastar, de aplanar las diferencias, la otredad y el afuera como necesaria condición para su realización. Y al final se termina jugando en los términos del juego. Para que una mujer entrara al sistema del trabajo y la política tendría que hacerse hombre, pero sin testículos y pene. Toda una asimilación de las estructuras del poder dominante, para poder cobrar la cuota de ingreso. ¿Qué se nos dice a los que no queremos inscribirnos en el show de la democracia cada cuatro años? Lo mismo siempre, inscríbete y luego haz valer tu voto, pero siempre es un ingreso a las condiciones impuestas por la estructura del poder, pareciera que el poder tuviese siempre un doble limite, un círculo en espiral donde se permite una cierta libertad, pero no mucha más, ni mucho menos, cuando uno se sale de esa doble continencia se aplican los códigos negativos de clasificación que tienen por función reordenar el sistema. Imagen y función negativa que tiene toda una apariencia de afirmación.

Existe todo un riesgo de perder y perderse en esta infatigable lucha que consiste en una “involución en que la forma no cesa de ser disuelta para liberar tiempos y velocidades” (DyG) diferentes a las impuestas, no hago teleserie al recordar la cantidad de hombres y mujeres que han pagado con su vida la lucha contra todas las formas de aplicación que a encontrado el fascismo en el mundo actual. Recordar las palabras de Antonin Artaud, por las cuales hacía un llamado a esperar esa inminente revolución actuando y pensando:

“El hábito que teneis todos vosotros de dar la espalda a las preguntas no impedirá que los cielos se abran el día establecido, y que un nuevo lenguaje se instale en medio de vuestras estúpidas transacciones”.

No hace falta recordar que el Estado tiene sus funcionarios de planificación como sus funcionarios del pensamiento ("El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere" Hegel). El Estado no necesita que la gente piense en su más concreta expresión, lo único que pide es que se le obedezca y tras toda la problemática de la marginalidad habita tanto las clases, la estratificación, los círculos del poder, como la irresistible sombra del Estado, un inmenso plan de organización dispuesto a pasar el rastrillo sobre la “mala hierba”.

Mignolo On Tour

9 de octubre de 2010

Necesarias preguntas. Posiblemente atormentadoras respuestas.

¿Cuál es el papel de los antropólogos en las agencias de desarrollo? ¿Existe una continuidad entre la labor de los antropólogos en el contexto colonial de la primera mitad del siglo XX y el trabajo de consultor que desempeñan actualmente? ¿Debería ser el antropólogo un consultor pagado por las agencias de desarrollo o un asesor al servicio de las comunidades indígenas que padecen las consecuencias de la apertura de las nuevas fronteras del capitalismo global? ¿Son los antropólogos del BID, del Banco Mundial, de las agencias indigenistas de Estado y de las consultoras los misioneros de una nueva conquista de las Américas? ¿Permite la antropología aplicada renovar los marcos interpretativos de la disciplina antropológica y reforzar la autonomía relativa de nuestro campo disciplinario o sólo se limita a difundir la buena nueva de la salvación a través del mercado y participar de la inculcación de estructuras cognitivas y de la implementación de estructuras objetivas funcionales al orden ideológico neoliberal? ¿En que medida el hecho de producir conocimiento y de conseguir trabajo en el marco de proyectos o programas de desarrollo tiene implicancias sobre el campo antropológico y el futuro de los jóvenes antropólogos? ¿Cuál es la naturaleza del vínculo entre la producción del conocimiento antropológico y la implementación de la cultura del neoliberalismo? ¿Contribuye la labor de los antropólogos de las agencias de desarrollo a convencer los economistas ortodoxos de que existe una especificidad de lo social y de lo cultural o tiene como consecuencia el englobamiento de lo social dentro de lo económico? ¿Qué papel juegan los antropólogos, en tanto que "expertos" en temas culturales y sociales, en el proceso de transformación del Estado de Bienestar Monocultural en un Estado Subsidiario Multicultural?

Extraído del Programa del Magíster en Antropología de la Universidad de Tarapacá, Chile. http://www.uta.cl/

6 de octubre de 2010

La América Profunda de Rodolfo Kusch

Por Carlos Martínez Sarasola 

La recuperación del pensamiento indígena.
Una tarde de 1970, en un aula de la Facul-tad de Filosofía y Letras, conocí a Rodolfo Kusch. Yo era por en-tonces estudiante de la carrera de an-tropología. 

Alguien me invitó a escuchar las palabras de “un antropólogo que trabajaba en el norte”. Me encontré sentados alrededor de una mesa a un muy reducido grupo de estudiantes que dialogaba con un hombre flaco, de bigotes y anteojos que hablaba con entusiasmo de sus experiencias con los quechuas y aymaras de Perú, Bolivia y el norte de la Argentina. Me sorprendió esa presencia extraña, que hablaba con pasión, que transmitía con humildad su contacto con los indios y que hablaba de la particular forma de pensar de la gente originaria del altiplano.

Fue un encuentro breve, pero impactante. Ese hombre sabía del mundo profundo de los indígenas, lo respetaba, lo valoraba. Vivía en él.

Buceaba en él. Volví a verlo cinco años más tarde, cuando ambos eramos docentes en la Universidad Nacional de Salta. Compartí entonces el ámbito académico y algunos inolvidables trabajos de campo en la Puna salteña, en un lugar mágico a tres mil metros de altura: Santa Rosa de Tastil. Todo fue por muy poco tiempo, pero me alcanzó para ratificar su sabiduría y su talento que no dejaba de acompañar con su extraordinaria humildad. La tormenta de los años de plomo ya se avecinaba sin remedio, y él parecía adivinar el triste futuro, lo que lo llevó posiblemente a dejar este mundo cuando estaba en su plenitud, en 1979. Tenía 57 años.

Un apasionado de América
La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo por contactar con la esencia de América. Esa esencia que el define como el hedor americano, en una actitud desafiante hacia los prejuicios de ciertos sectores de nuestra sociedad que ven en las raices americanas algo nauseabundo. Kusch rastrea en el sentido positivo de “ese presunto hedor” por oposición a la pulcritud ficticia del hombre urbano.

Conocedor consumado de Heidegger, Lévi-Strauss, Jung ó Eliade, en los campos de la filosofía, la antropología, la psicología ó la historia de las religiones, recupera sin embargo a los autores americanos como el mejicano Miguel León Portilla, especialista en filosofía nahuatl, al chileno Félix Schwartzmann ó a las fuentes todavía más antiguas como el cronista indio Juan Santa Cruz Pachacuti, de las inmediaciones del Cuzco y sabio conocedor de la cosmovisión incaica. Kusch plantea una “decisión cultural” por lo americano.

Un eje de su pensamiento ha sido el concepto de estar entre los indígenas, opuesto al de ser alguien de los occidentales. Kusch encuentra que el término más cercano a la forma de vida india es utcatcha, que se traduciría en “estar sentado”, en el sentido filosófico de domicilio, de sentirse amparado en el mundo (Haber, 1978:50). El vinculaba al sistema productivo incaico con la idea de una auténtica “economía de amparo”. El hombre occidental soluciona sus males trabajando sobre la realidad exterior, por el lado de afuera. Por el contrario, el indígena está incluido en la totalidad del universo y cualquier desajuste debe ser restaurado con el equilibrio interno de esa totalidad, a través del ritual.

Para los que pensamos que se vive una época de convergencias entre la sabiduría de las culturas originarias de América y el nuevo pensamiento occidental, Kusch fue un precursor: indagó en las profundidades del mundo andino y vió lo que hay en nosotros como occidentales. Planteó las diferencias y las oposiciones, pero también los posibles caminos de encuentro y confluencias.

Kusch no tiene aún el lugar que merece en los ámbitos académicos, de pensamiento y reflexión. Pueden existir varias razones para ello, desde su pública inclinación política hasta su carácter de pensador transgresor, pero más bién creo que la antropología ó la filosofia local no han todavía incursionado a fondo por las dimensiones americanas en que Kusch navegaba. Es necesario sí reconocer que existen algunas excepciones a esta actitud, como la tarea del Centro de Estudios Latinoamericanos dirigido por Graciela Maturo y Eduardo A. Azcuy, el que realizó una gran tarea de recuperación y difusión del pensamiento kuschiano.

El decía que el país antes que nada es una “labor interior” y creo que realizó con creces su propia labor. Vivió como pensó. Eso era típico en él. Su último hogar fue Maimará, un pueblo a 80 km. de San Salvador de Jujuy. Allí se dio cuenta del milagro de haber saltado las fronteras que uno mismo se crea. En ese lugar se percató también de la posibilidad de ir hacia las otras fronteras, como aquellas de las montañas que tenía frente a su ventana. El sabía que si lograba cruzarlas alguna vez, e ir del otro lado, encontraría, como los héroes de muchos mitos americanos, “toda la vida, esa, que aún no se ha desprendido de los dedos divinos”.

Guía básica para leer a Kusch
Según una compilación editada por F.García Cambeiro en 1989 (Kusch y el pensar desde America) entre artículos y libros su obra suma más de setenta títulos. Es imposible pasar revista a todos, por lo que tuve que seleccionar -y como siempre ocurre en estos casos, con un dejo de arbitrariedad- los que considero centrales en el pensamiento del autor, que no dejó de incursionar en áreas como el arte, la estética y la dramaturgia.


En 1953 Raigal publica La seducción de la barbarie (análisis herético de un continente mestizo) un importante conjunto de ensayos sobre el carácter dual de América y una mirada desde la intuición del paisaje.
Hachette edita en 1962 una de las obras capitales de Kusch: América Profunda, reeditada por Bonum (1975) y posteriormente por la Editorial Fundación Ross. Este libro nos habla de la fuerte presencia del alma americana, a través de una acabada investigación de la cosmovisión andina. Es aquí donde Kusch desarrolla la relación entre el ser ó ser alguien de Occidente y el estar, propio de los indígenas, como raices profundas de la mentalidad mestiza.

Indios, Porteños y Dioses (Stilcograf, 1966), es un excelente compendio de sus viajes por el continente y una original explicación de las zonas de encuentro entre occidentales e indígenas, basadas en una concepción más totalizadora del hombre. De la mala vida porteña (Peña Lillo, 1966) explora la presencia del pensamiento indígena en Buenos Aires.

El Pensamiento Indígena y Popular en América (ICA, 1973; 1ra edición en México, 1970), es otra de sus obras cumbre, y constituye una propuesta de profundización del modo de concebir la realidad por parte de los indígenas y sus implicancias para la comprensión de los problemas americanos. 

Geocultura del Hombre Americano (F.García Cambeiro, 1976) es un llamado a vencer el miedo de ser nosotros mismos, recuperando el sentido de nuestra identidad americana. Su último libro Esbozo de una Antropología Filosofica Americana (Castañeda, 1978), indaga en la definición de lo humano en América, para lo que se requiere apenas asumir toda “la paradoja del vivir mismo, pero también toda su sacralidad”.

Muchos de estos trabajos son hoy casi imposibles de encontrar en sus ediciones originales. Pero hay una excelente noticia: la Editorial Fundación Ross de Rosario acaba de lanzar una edición con las Obras Completas en dos tomos (2000) lo cual es no solo un aporte invalorable a la difusión del pensamiento de Kusch sino un justo homenaje a este pensador fundamental de nuestra “América Profunda”.


Original de la Web Fundación Desde América