6 de marzo de 2012

Afectos

"Uno de los descubrimientos más impactantes de los últimos años es que el afecto o la emoción está en el origen de lo que hacemos todos los días en nuestro manejo e interacción con el mundo. Que la razón o el razonamiento vendría a ser como la cereza de la torta. La razón es lo que surge en el último estadio de la emergencia minuto a minuto de la mente. Fundamentalmente la mente es algo que emerge de la tonalidad afectiva que está anclada en el cuerpo."

Francisco Varela.




Romper las asociaciones, siempre fue esa toda la razón de la vida, toda la razón del arte. Y desde entonces el arte y la vida son estrictamente lo mismo[...]  ¿Cuáles son los afectos, al menos los de base? Lo hemos visto, son la alegría y la tristeza. Alegría = aumento de potencia, Tristeza = disminución de la potencia. Son los dos vectores. Yo diría que tristeza y alegría son los signos vectoriales.

Hemos hecho entonces un pequeño progreso. Va a servirnos porque no nos queda más que una pregunta, que evidentemente va a ser complicada. La pregunta que nos queda es: ¿de qué modo los signos vectoriales, --suponiendo que pueden-- nos permiten salir del mundo de los signos? [...]

Es extraño, es como si la alegría y la tristeza --quizá no los dos--, como si los afectos, fueran ya en el mundo oscuro de los signos, en el mundo nocturno de los signos, como pequeños resplandores, como especies de luciérnagas.

Bueno, son quizá la alegría y la tristeza las que van a abrirnos paso hacia el mundo óptico. Sin duda, no los dos. Sin dudas, hay un vector malo. Si se trata de dos signos vectoriales, hay uno que nos repliega sobre el mundo de los signos y otro que nos hace deslizar hacia o que contiene una oportunidad de sacarnos del mundo de los signos. Sienten de antemano que ese buen vector es la alegría. Como se dice, es cuestión de ponerse sobre ese vector. Pero atención, donde todo aparece tan simple, ocurre que existe una vasta complejidad... Ciertamente se trata de hacer una obra de selección. Seleccionar las alegrías tanto como esté en mí. ¿Qué quiere decir tanto como esté en mí? Quiere decir que sí, existen tristezas inevitables. Una vez más, yo comprendo lo que quiere decir una tristeza inevitable. Alguien que amo muere. Eso es una tristeza inevitable, eso sucede. No puedo hacer nada. En cambio puedo inflar esa tristeza, inflarla al infinito, hacer la adición y la re-adición de la tristeza; embadurnarme en ella, hundirme dentro. Eso puedo hacerlo. Es incluso el vector tristeza el que me invita hacer esta especie de adición. muy extraña...

Eso quiere decir que la selección no es tan simple como decía hace un momento. Si se tratara de seleccionar simplemente las alegrías, eliminando lo más que pueda las tristezas, eso ya sería algo. Pero para Spinoza eso no sería un autentico arte de vivir. ¿Por qué? Porque no existen dos líneas puras, una línea de tristeza y una línea de alegría. No existe una línea en que las tristezas se encadenen con las tristezas y una en que las alegrías se encadenen con las alegrías. ¿Por qué? Porque las líneas de tristezas están ellas mismas ritmadas por alegrías de un cierto tipo, y las líneas de alegrías están ellas mismas ritmadas por tristezas de un cierto tipo. Sólo que --estamos casi reconfortados-- lo que cuenta es que las alegrías que intervienen sobre las líneas de tristeza no son en absoluto de la misma naturaleza que las alegrías que intervienen sobre las líneas de alegría.

¿Cuál es la diferencia? La línea de tristeza es fundamentalmente disminución de la potencia de actuar. Y ustedes comprenden por qué, es muy matemático. En efecto la tristeza es la disminución de la potencia de actuar, es evidente, todos lo hemos experimentado. ¿Cuándo experimento un afecto: "disminución de la potencia de actuar"? Cuando la afección que experimento es la impresión sobre mi cuerpo de un cuerpo que no conviene con el mío. Un cuerpo no conviene con el mío, disminuye mi potencia de actuar, soy afectado de tristeza, mi afecto es de tristeza. De inmediato se puede deducir de allí lo que es el odio. El odio es el esfuerzo que hago desde entonces, para destruir el objeto que me afecta de tristeza, buscan destruir el objeto que los afecta de ese modo. Dirían que odian ese objeto que no les conviene. Supongan que llegaran a destruir ese objeto, por tanto a suprimir su tristeza. Experimentarán desde entonces una alegría.

Noten que allí, sobre la línea de tristeza, tienen tristeza, odio, seguramente otras cosas, y hay una alegría que interviene. Alegría de imaginar o de hacer destruir el objeto que los afecta de tristeza. Pero es una alegría muy extraña. Es una pequeña sucia alegría. De hecho somos tan complicados, estamos compuestos de una manera tan compleja que puede muy bien suceder que el mismo objeto que me da alegría en ciertas partes de mí mismo, me de tristezas en otras. Yo diría que las alegrías que intervienen sobre las líneas de tristeza son alegrías indirectas o parciales.

Igual demostración para la línea de alegría. ¿Qué es la línea de alegría? Es todo lo que se encadena a partir del encuentro de un cuerpo que conviene con el mío. Supongan un cuerpo que conviene con el mío. Lo amo. Del mismo modo que el odio deriva de la tristeza, el amor deriva de la alegría. Tienen allí una línea de alegría, amor para la cosa que nos da alegría, etc. ¿En qué son estas alegrías de otra naturaleza que las que intervienen sobre las líneas de tristeza? Son tanto más alegrías en cuanto que serán directas y completas, por oposición a las alegrías de compensación indirectas y parciales que intervienen sobre la línea de odio. Serán directas y completas, es decir que ustedes experimentarán alegría por la cosa misma. Su potencia aumentará.

En fin vuelvo a decirlo muy rápido, por si no lo tenían en mente. La alegría y la tristeza son al píe de la letra aumento y disminución de la potencia. Se mueven y fluctúan en función de nuestro movimiento por el espacio. Y sin embargo, Spinoza nos mostrará que podemos acceder a un etapa en la cual nosotros somos capaces de producir nuestros propios afectos de alegría, es decir, que arrancan al vaivén de los encuentros, es  una demostración grandiosa, una conquista de los afectos, una superación de las tristezas que Nietzsche más tarde vendrá a conocer con su "voluntad de poder", profundamente mal entendida.

Ven que aquello a lo que nos invita Spinoza es a una selección, una selección de las dos líneas, un arte de las composiciones y una independencia del poder, porque el poder siempre será aquello que nos engendra la tristeza.

Salir del mundo de los signos. Gilles Deleuze.