“Teóricamente tanto el magnate como el mendigo, son igualmente libres para casarse con la hija del rey, del mismo modo que son igualmente libres para dormir bajo los puentes de París. Sin embargo, sabemos que en realidad tanto el acceso a los recursos como la posibilidad de un máximo de combinaciones a través de las relaciones matrimoniales se encuentran desigualmente distribuidos a lo largo y ancho de la estructura social”
Eric R. Wolf
Eric R. Wolf
“La historia sólo la hacen los que se oponen a ella”
Guattari y Deleuze
¿Qué hace que un conjunto de individuos desperdigados por la ciudad puedan sostener ideas, pensamientos, acciones y valores mayoritariamente semejantes frente a otros y al mismo tiempo tener la capacidad de decisión por sobre otros? En esta pregunta todo se mezcla y en principio aparece todo muy difuso, para ello tenemos la palabrita adecuada con la cual zafamos, aunque sólo sea mediante relato el problema. Es una complejidad.
Poder, política, identidad, ethos, clase, práctica, estructura, redes, patriarcado. En principio esas, pero también muchas más. Difícilmente uno vaya encontrar un adecuado cuerpo de conceptos para definir el porqué un grupo social ostenta primacía por sobre otro, en todo caso ya se ha hecho de muchos modos, pero tras todo se esconde una pregunta de orden ético ¿Si tras todo el diagnóstico esta la patencia de una realidad acordonada por la mierda de un extremo a otro, qué hacer?
Ya Carlos Marx planteaba la doble necesidad de actuar sobre el pensamiento al mismo tiempo que el pensamiento actúa (piensa) sobre el actuar modificándose de manera incesante. Todo el tiempo uno debe luchar con las inscripciones del exterior, no se trataba nunca de desnudar una ideología, tampoco de sostenerse mediante un proceso de creación teórica para luego echarse a gozar, era tal como lo sabían los presocráticos, los estoicos o la escuela de Epicuro un desenvolverse desenvolviéndose.
“Los modos de vida inspiran maneras de pensar y los modos de pensamiento crean maneras de vivir… la vida activa el pensamiento y el pensamiento a su vez afirma la vida” (Deleuze). Pero como se sabe demasiado desde las investigaciones empíricas desde la escuela ya todo se empieza a podrir mediante el fenómeno de asimilación, ensignación (inscripción de signos en el cuerpo) y apercibimiento de los fenómenos reales a través de esquemas de organización y distinción permanentes impuestos desde el Estado. Que nunca se enseño a pensar y a crear en la escuela, eso lo sabemos todos, pero más triste aún es el fenómeno de la universidad que no hace sino remedar con aires de prestigio lo que ya se venía insinuando en la escuela y antes en la familia. Era cuestión de tiempo para que ciertos grupúsculos se organizaran en contradicción con el Estado, la familia burguesa y las escuelas del orden.
Por todas partes un plan de organización que no cesa de aplastar, de aplanar las diferencias, la otredad y el afuera como necesaria condición para su realización. Y al final se termina jugando en los términos del juego. Para que una mujer entrara al sistema del trabajo y la política tendría que hacerse hombre, pero sin testículos y pene. Toda una asimilación de las estructuras del poder dominante, para poder cobrar la cuota de ingreso. ¿Qué se nos dice a los que no queremos inscribirnos en el show de la democracia cada cuatro años? Lo mismo siempre, inscríbete y luego haz valer tu voto, pero siempre es un ingreso a las condiciones impuestas por la estructura del poder, pareciera que el poder tuviese siempre un doble limite, un círculo en espiral donde se permite una cierta libertad, pero no mucha más, ni mucho menos, cuando uno se sale de esa doble continencia se aplican los códigos negativos de clasificación que tienen por función reordenar el sistema. Imagen y función negativa que tiene toda una apariencia de afirmación.
Existe todo un riesgo de perder y perderse en esta infatigable lucha que consiste en una “involución en que la forma no cesa de ser disuelta para liberar tiempos y velocidades” (DyG) diferentes a las impuestas, no hago teleserie al recordar la cantidad de hombres y mujeres que han pagado con su vida la lucha contra todas las formas de aplicación que a encontrado el fascismo en el mundo actual. Recordar las palabras de Antonin Artaud, por las cuales hacía un llamado a esperar esa inminente revolución actuando y pensando:
“El hábito que teneis todos vosotros de dar la espalda a las preguntas no impedirá que los cielos se abran el día establecido, y que un nuevo lenguaje se instale en medio de vuestras estúpidas transacciones”.
No hace falta recordar que el Estado tiene sus funcionarios de planificación como sus funcionarios del pensamiento ("El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere" Hegel). El Estado no necesita que la gente piense en su más concreta expresión, lo único que pide es que se le obedezca y tras toda la problemática de la marginalidad habita tanto las clases, la estratificación, los círculos del poder, como la irresistible sombra del Estado, un inmenso plan de organización dispuesto a pasar el rastrillo sobre la “mala hierba”.