Les dejo la página de la U. de Chile (principal organizadora) del próximo III Congreso Latinoamericano de Antropología. Recomiendo también ojear los paneles/mesas de discusión: 7.- Antropología Médica Latinoamericana, 11.- Identidades en Producción, 12.- Cultura y Subjetividad, 17.- Diversidad Cultural y Políticas Públicas, 18.- Procesos de Sucesión y Reproducción de las Elites, 19.- La Política en Movimiento, 21.- Objetos y Significados, 23.- Movimientos Indígenas y sus aportes al Debate Político en América Latina, 30.- Paisaje, Naturaleza y Cultura, 31.- La Antropología en Escenarios de Catástrofes, 35.- El Estado en Acción, 40.- Espacios, Subjetividades y Metodologías de Investigación Urbana...
Existen más de 40 simposios, y los lugares de exposición se distribuyen en gran parte de la ciudad.
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27 de octubre de 2012
7 de julio de 2012
Quique Dussel: Marx y la Modernidad.
"La ilustración dice: El norte de Europa es Europa, el sur no es, Grecia fue, Roma fue, España fue con Carlos V, al borrar a España se saca a América Latina de la historia."
"La modernidad empieza con el descubrimiento del Atlántico, la modernidad comienza en 1492".
"Marx nos dice en el manifiesto que el descubrimiento de América es el comienzo del capitalismo".
"El indígena es un productor de excedente lo que genera una acumulación gigantesca de dinero en Europa".
"Marx es el primer gran crítico del capitalismo y es alemán... Marx dice: si Alemania hizo alguna revolución fue filosófica, Alemania es un país sin revoluciones, jamás ha habido alguna revolución ahí"
"Una vez que Marx hace la crítica, no le quedo a la economía política burguesa más que tomar al mercado como punto de partida para desde ahí, deducir todas las categorías de la economía política, el marcado no nace porque sí en las ciencias sociales"
"Con el mercado la ética se viene abajo"
"Marx dice: de lo que se trata es de hacer una crítica de todo el sistema de las categorías de la economía política burguesa"
"Hay un yo conquisto (Cortés) que es el fundamento del yo pienso (Descartes), que a su vez fundamenta un yo trabajo de Adam Smith".
"En Marx el ser humano no es un ser únicamente cognoscente, es un ser necesitante, vivo y comunitario, Marx introduce una nueva antropología que se basa en la corporalidad".
6 de octubre de 2010
La América Profunda de Rodolfo Kusch
Por Carlos Martínez Sarasola
Muchos de estos trabajos son hoy casi imposibles de encontrar en sus ediciones originales. Pero hay una excelente noticia: la Editorial Fundación Ross de Rosario acaba de lanzar una edición con las Obras Completas en dos tomos (2000) lo cual es no solo un aporte invalorable a la difusión del pensamiento de Kusch sino un justo homenaje a este pensador fundamental de nuestra “América Profunda”.
Original de la Web Fundación Desde América
La recuperación del pensamiento indígena.
Una tarde de 1970, en un aula de la Facul-tad de Filosofía y Letras, conocí a Rodolfo Kusch. Yo era por en-tonces estudiante de la carrera de an-tropología.
Alguien me invitó a escuchar las palabras de “un antropólogo que trabajaba en el norte”. Me encontré sentados alrededor de una mesa a un muy reducido grupo de estudiantes que dialogaba con un hombre flaco, de bigotes y anteojos que hablaba con entusiasmo de sus experiencias con los quechuas y aymaras de Perú, Bolivia y el norte de la Argentina. Me sorprendió esa presencia extraña, que hablaba con pasión, que transmitía con humildad su contacto con los indios y que hablaba de la particular forma de pensar de la gente originaria del altiplano.
Fue un encuentro breve, pero impactante. Ese hombre sabía del mundo profundo de los indígenas, lo respetaba, lo valoraba. Vivía en él.
Buceaba en él. Volví a verlo cinco años más tarde, cuando ambos eramos docentes en la Universidad Nacional de Salta. Compartí entonces el ámbito académico y algunos inolvidables trabajos de campo en la Puna salteña, en un lugar mágico a tres mil metros de altura: Santa Rosa de Tastil. Todo fue por muy poco tiempo, pero me alcanzó para ratificar su sabiduría y su talento que no dejaba de acompañar con su extraordinaria humildad. La tormenta de los años de plomo ya se avecinaba sin remedio, y él parecía adivinar el triste futuro, lo que lo llevó posiblemente a dejar este mundo cuando estaba en su plenitud, en 1979. Tenía 57 años.
Un apasionado de América
La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo por contactar con la esencia de América. Esa esencia que el define como el hedor americano, en una actitud desafiante hacia los prejuicios de ciertos sectores de nuestra sociedad que ven en las raices americanas algo nauseabundo. Kusch rastrea en el sentido positivo de “ese presunto hedor” por oposición a la pulcritud ficticia del hombre urbano.
La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo por contactar con la esencia de América. Esa esencia que el define como el hedor americano, en una actitud desafiante hacia los prejuicios de ciertos sectores de nuestra sociedad que ven en las raices americanas algo nauseabundo. Kusch rastrea en el sentido positivo de “ese presunto hedor” por oposición a la pulcritud ficticia del hombre urbano.
Conocedor consumado de Heidegger, Lévi-Strauss, Jung ó Eliade, en los campos de la filosofía, la antropología, la psicología ó la historia de las religiones, recupera sin embargo a los autores americanos como el mejicano Miguel León Portilla, especialista en filosofía nahuatl, al chileno Félix Schwartzmann ó a las fuentes todavía más antiguas como el cronista indio Juan Santa Cruz Pachacuti, de las inmediaciones del Cuzco y sabio conocedor de la cosmovisión incaica. Kusch plantea una “decisión cultural” por lo americano.
Un eje de su pensamiento ha sido el concepto de estar entre los indígenas, opuesto al de ser alguien de los occidentales. Kusch encuentra que el término más cercano a la forma de vida india es utcatcha, que se traduciría en “estar sentado”, en el sentido filosófico de domicilio, de sentirse amparado en el mundo (Haber, 1978:50). El vinculaba al sistema productivo incaico con la idea de una auténtica “economía de amparo”. El hombre occidental soluciona sus males trabajando sobre la realidad exterior, por el lado de afuera. Por el contrario, el indígena está incluido en la totalidad del universo y cualquier desajuste debe ser restaurado con el equilibrio interno de esa totalidad, a través del ritual.
Para los que pensamos que se vive una época de convergencias entre la sabiduría de las culturas originarias de América y el nuevo pensamiento occidental, Kusch fue un precursor: indagó en las profundidades del mundo andino y vió lo que hay en nosotros como occidentales. Planteó las diferencias y las oposiciones, pero también los posibles caminos de encuentro y confluencias.
Kusch no tiene aún el lugar que merece en los ámbitos académicos, de pensamiento y reflexión. Pueden existir varias razones para ello, desde su pública inclinación política hasta su carácter de pensador transgresor, pero más bién creo que la antropología ó la filosofia local no han todavía incursionado a fondo por las dimensiones americanas en que Kusch navegaba. Es necesario sí reconocer que existen algunas excepciones a esta actitud, como la tarea del Centro de Estudios Latinoamericanos dirigido por Graciela Maturo y Eduardo A. Azcuy, el que realizó una gran tarea de recuperación y difusión del pensamiento kuschiano.
El decía que el país antes que nada es una “labor interior” y creo que realizó con creces su propia labor. Vivió como pensó. Eso era típico en él. Su último hogar fue Maimará, un pueblo a 80 km. de San Salvador de Jujuy. Allí se dio cuenta del milagro de haber saltado las fronteras que uno mismo se crea. En ese lugar se percató también de la posibilidad de ir hacia las otras fronteras, como aquellas de las montañas que tenía frente a su ventana. El sabía que si lograba cruzarlas alguna vez, e ir del otro lado, encontraría, como los héroes de muchos mitos americanos, “toda la vida, esa, que aún no se ha desprendido de los dedos divinos”.
Guía básica para leer a Kusch
Según una compilación editada por F.García Cambeiro en 1989 (Kusch y el pensar desde America) entre artículos y libros su obra suma más de setenta títulos. Es imposible pasar revista a todos, por lo que tuve que seleccionar -y como siempre ocurre en estos casos, con un dejo de arbitrariedad- los que considero centrales en el pensamiento del autor, que no dejó de incursionar en áreas como el arte, la estética y la dramaturgia.
Según una compilación editada por F.García Cambeiro en 1989 (Kusch y el pensar desde America) entre artículos y libros su obra suma más de setenta títulos. Es imposible pasar revista a todos, por lo que tuve que seleccionar -y como siempre ocurre en estos casos, con un dejo de arbitrariedad- los que considero centrales en el pensamiento del autor, que no dejó de incursionar en áreas como el arte, la estética y la dramaturgia.
En 1953 Raigal publica La seducción de la barbarie (análisis herético de un continente mestizo) un importante conjunto de ensayos sobre el carácter dual de América y una mirada desde la intuición del paisaje.
Hachette edita en 1962 una de las obras capitales de Kusch: América Profunda, reeditada por Bonum (1975) y posteriormente por la Editorial Fundación Ross. Este libro nos habla de la fuerte presencia del alma americana, a través de una acabada investigación de la cosmovisión andina. Es aquí donde Kusch desarrolla la relación entre el ser ó ser alguien de Occidente y el estar, propio de los indígenas, como raices profundas de la mentalidad mestiza.
Indios, Porteños y Dioses (Stilcograf, 1966), es un excelente compendio de sus viajes por el continente y una original explicación de las zonas de encuentro entre occidentales e indígenas, basadas en una concepción más totalizadora del hombre. De la mala vida porteña (Peña Lillo, 1966) explora la presencia del pensamiento indígena en Buenos Aires.
El Pensamiento Indígena y Popular en América (ICA, 1973; 1ra edición en México, 1970), es otra de sus obras cumbre, y constituye una propuesta de profundización del modo de concebir la realidad por parte de los indígenas y sus implicancias para la comprensión de los problemas americanos.
Geocultura del Hombre Americano (F.García Cambeiro, 1976) es un llamado a vencer el miedo de ser nosotros mismos, recuperando el sentido de nuestra identidad americana. Su último libro Esbozo de una Antropología Filosofica Americana (Castañeda, 1978), indaga en la definición de lo humano en América, para lo que se requiere apenas asumir toda “la paradoja del vivir mismo, pero también toda su sacralidad”.
Muchos de estos trabajos son hoy casi imposibles de encontrar en sus ediciones originales. Pero hay una excelente noticia: la Editorial Fundación Ross de Rosario acaba de lanzar una edición con las Obras Completas en dos tomos (2000) lo cual es no solo un aporte invalorable a la difusión del pensamiento de Kusch sino un justo homenaje a este pensador fundamental de nuestra “América Profunda”.
Original de la Web Fundación Desde América
9 de mayo de 2010
El buen Cristo de Abya-Yala

"¿Quién ignora que, al examinar cualquier fenómeno social en el proceso de su desarrollo, siempre se hallarán en él vestigios del pasado, bases del presente y gérmenes del futuro?"
Vladimir Lenin
"Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política."
Claude Lévi-Strauss
Vladimir Lenin
"Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política."
Claude Lévi-Strauss
Latinoamérica se constituye como un escenario de lucha (¿libre?) en donde se enfrentan ideas, proyectos, prácticas, imposiciones, concensos, alternativas.
La modernidad la ha relegado a ser desde un educando con necesidad de dirección histórica dirigida desde (elija aqui su concepto preferido) los paises de norte/centros metropolitanos, a un laboratorio de experimentación de la efectividad de proyectos económicos para la sobrevivencia del dominio central. En este sentido, no son solo intereses intercontinentales los que se ciernen sobre los territorios de Abya-Yala, si no que también aparecen en escena una gran diversidad de intereses locales, algunos de ellos muy atentos observadores maravillados con el esplendor naturalizante del desarrollo metropolitano. Hasta el "Manual del perfecto idiota latinomericano" tuvo su inspiración en uno de esos intereses encarnados en forma de pensador social, como lo fue Carlos Rangel, periodista y escritor venezolano, autor de "Del buen salvaje al buen revolucionario" (una especie de némesis intelectual a "Las venas abiertas de América Latina" de Galeano).
En su obra, desmenuza lo que considera las reales causas del "atraso" y la ambigua situación del continente, considerando las históricas intervenciones externas como un chivo expiatorio de una izquierda latinoamericana que considera inútil y conservadora, incapaz de asumir un proyecto modernizador eficaz, y que se escuda transfiriendo la carga simbólica de la categoría Rosseauniana del "buen salvaje" al prototipo del buen revolucionario (más bien mutado al cristo hippie), aquel personaje redimidor lleno de buenas intenciones de cambio y justicia social, que busca restaurar el supuesto estado de inocencia y felicidad cuasi-arcadiana (o Jardín del Edén/Paraiso en la tierra) en el que víviamos los mitificados del continente antes de la llegada de "malvado civilizador" europeo (la seducción Luciferiana). Éste último sería el portador de esa caja de Pandora que llamamos Occidente (fruto prohibido/pecado original), fuente de todos los males que afectaron y afectan América Latina en la actualidad (las ironías de las ironías caricaturezcas son a propósito).
Como a los Mitos supuestamente se les combate con la Razón (pero que al final no resulta ser más que otro Mito más bien disfrazado de Razón), Rangel acusa que esta especie de milenarismo local (absurdo y reduccionista a mi parecer) realza la "externalización" de las culpas, un encubrimiento sigilosamente planificado para obviar por medio del "yo acuso a", el supuesto hecho de que el verdadero problema de Latinoamérica son los propios latinoamericanos y no otra cosa. Así, se adhiere a las filas de quienes ven a EEUU un modelo de progreso fundada en una eficacia para el desarrollo económico no interrumpida por el resentimiento improductivo que nos caracterizaría a los del patio trasero, si no que motivada por una ética, un espíritu de trabajo y un afán comercial, pero a diferencia de Weber, descontextualizado, ahistórico, neutral y objetivo, casi naturalmente deseado. Como dije, los Mitos al final solo se combaten con más Mitos.
La modernidad la ha relegado a ser desde un educando con necesidad de dirección histórica dirigida desde (elija aqui su concepto preferido) los paises de norte/centros metropolitanos, a un laboratorio de experimentación de la efectividad de proyectos económicos para la sobrevivencia del dominio central. En este sentido, no son solo intereses intercontinentales los que se ciernen sobre los territorios de Abya-Yala, si no que también aparecen en escena una gran diversidad de intereses locales, algunos de ellos muy atentos observadores maravillados con el esplendor naturalizante del desarrollo metropolitano. Hasta el "Manual del perfecto idiota latinomericano" tuvo su inspiración en uno de esos intereses encarnados en forma de pensador social, como lo fue Carlos Rangel, periodista y escritor venezolano, autor de "Del buen salvaje al buen revolucionario" (una especie de némesis intelectual a "Las venas abiertas de América Latina" de Galeano).
En su obra, desmenuza lo que considera las reales causas del "atraso" y la ambigua situación del continente, considerando las históricas intervenciones externas como un chivo expiatorio de una izquierda latinoamericana que considera inútil y conservadora, incapaz de asumir un proyecto modernizador eficaz, y que se escuda transfiriendo la carga simbólica de la categoría Rosseauniana del "buen salvaje" al prototipo del buen revolucionario (más bien mutado al cristo hippie), aquel personaje redimidor lleno de buenas intenciones de cambio y justicia social, que busca restaurar el supuesto estado de inocencia y felicidad cuasi-arcadiana (o Jardín del Edén/Paraiso en la tierra) en el que víviamos los mitificados del continente antes de la llegada de "malvado civilizador" europeo (la seducción Luciferiana). Éste último sería el portador de esa caja de Pandora que llamamos Occidente (fruto prohibido/pecado original), fuente de todos los males que afectaron y afectan América Latina en la actualidad (las ironías de las ironías caricaturezcas son a propósito).
Como a los Mitos supuestamente se les combate con la Razón (pero que al final no resulta ser más que otro Mito más bien disfrazado de Razón), Rangel acusa que esta especie de milenarismo local (absurdo y reduccionista a mi parecer) realza la "externalización" de las culpas, un encubrimiento sigilosamente planificado para obviar por medio del "yo acuso a", el supuesto hecho de que el verdadero problema de Latinoamérica son los propios latinoamericanos y no otra cosa. Así, se adhiere a las filas de quienes ven a EEUU un modelo de progreso fundada en una eficacia para el desarrollo económico no interrumpida por el resentimiento improductivo que nos caracterizaría a los del patio trasero, si no que motivada por una ética, un espíritu de trabajo y un afán comercial, pero a diferencia de Weber, descontextualizado, ahistórico, neutral y objetivo, casi naturalmente deseado. Como dije, los Mitos al final solo se combaten con más Mitos.
A continuación, un breve trozo de la introducción del libro:
"Del buen salvaje al buen revolucionario
Del fracaso a la mitología compensatoria
Del fracaso a la mitología compensatoria
(Introducción)
Entre 1492 y 1975 han transcurrido casi quinientos años, medio milenio de historia. Si nos proponemos calificar esos casi cinco siglos de historia latinoamericana en la forma más sucinta, pasando por encima de toda anécdota, de toda controversia, de toda distracción, yendo al fondo de la cuestión antes de desmenuzarla, lo más concreto, veraz y general que se puede decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso. Esta afirmación puede parecer escandalosa, pero es una verdad que los latinoamericanos llevamos prendida en la conciencia, que callamos usualmente por dolorosa, pero que traspasa y sale a la luz cada vez que tenemos momentos de sinceridad. Es decir que somos los mismos latinoamericanos quienes calificamos nuestra historia como una frustración. El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6) si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América [Latina]. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica: 1) El éxito desmesurado de los Estados Unidos, en el mismo Nuevo Mundo y en el mismo tiempo histórico.2) La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica. 3) La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas. 4) La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión. 5) La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso)."
Entre 1492 y 1975 han transcurrido casi quinientos años, medio milenio de historia. Si nos proponemos calificar esos casi cinco siglos de historia latinoamericana en la forma más sucinta, pasando por encima de toda anécdota, de toda controversia, de toda distracción, yendo al fondo de la cuestión antes de desmenuzarla, lo más concreto, veraz y general que se puede decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso. Esta afirmación puede parecer escandalosa, pero es una verdad que los latinoamericanos llevamos prendida en la conciencia, que callamos usualmente por dolorosa, pero que traspasa y sale a la luz cada vez que tenemos momentos de sinceridad. Es decir que somos los mismos latinoamericanos quienes calificamos nuestra historia como una frustración. El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6) si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América [Latina]. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica: 1) El éxito desmesurado de los Estados Unidos, en el mismo Nuevo Mundo y en el mismo tiempo histórico.2) La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica. 3) La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas. 4) La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión. 5) La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso)."
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