Les dejo la página de la U. de Chile (principal organizadora) del próximo III Congreso Latinoamericano de Antropología. Recomiendo también ojear los paneles/mesas de discusión: 7.- Antropología Médica Latinoamericana, 11.- Identidades en Producción, 12.- Cultura y Subjetividad, 17.- Diversidad Cultural y Políticas Públicas, 18.- Procesos de Sucesión y Reproducción de las Elites, 19.- La Política en Movimiento, 21.- Objetos y Significados, 23.- Movimientos Indígenas y sus aportes al Debate Político en América Latina, 30.- Paisaje, Naturaleza y Cultura, 31.- La Antropología en Escenarios de Catástrofes, 35.- El Estado en Acción, 40.- Espacios, Subjetividades y Metodologías de Investigación Urbana...
Existen más de 40 simposios, y los lugares de exposición se distribuyen en gran parte de la ciudad.
Mostrando entradas con la etiqueta Pensamiento Latinoamericano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pensamiento Latinoamericano. Mostrar todas las entradas
27 de octubre de 2012
7 de julio de 2012
Quique Dussel: Marx y la Modernidad.
"La ilustración dice: El norte de Europa es Europa, el sur no es, Grecia fue, Roma fue, España fue con Carlos V, al borrar a España se saca a América Latina de la historia."
"La modernidad empieza con el descubrimiento del Atlántico, la modernidad comienza en 1492".
"Marx nos dice en el manifiesto que el descubrimiento de América es el comienzo del capitalismo".
"El indígena es un productor de excedente lo que genera una acumulación gigantesca de dinero en Europa".
"Marx es el primer gran crítico del capitalismo y es alemán... Marx dice: si Alemania hizo alguna revolución fue filosófica, Alemania es un país sin revoluciones, jamás ha habido alguna revolución ahí"
"Una vez que Marx hace la crítica, no le quedo a la economía política burguesa más que tomar al mercado como punto de partida para desde ahí, deducir todas las categorías de la economía política, el marcado no nace porque sí en las ciencias sociales"
"Con el mercado la ética se viene abajo"
"Marx dice: de lo que se trata es de hacer una crítica de todo el sistema de las categorías de la economía política burguesa"
"Hay un yo conquisto (Cortés) que es el fundamento del yo pienso (Descartes), que a su vez fundamenta un yo trabajo de Adam Smith".
"En Marx el ser humano no es un ser únicamente cognoscente, es un ser necesitante, vivo y comunitario, Marx introduce una nueva antropología que se basa en la corporalidad".
13 de diciembre de 2011
Europa: su violencia.

"Sospecho que los negros, y en general todo el resto de especies humanas, son naturalmente inferiores a los blancos. Nunca hubo una nación civilizada que no fuera blanca". David Hume.
"El pueblo de los americanos no es susceptible de forma alguna de civilización. No tiene ningún estímulo, pues carece de afectos y de pasiones. Los americanos no sienten amor, y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen caricias, no se preocupan de nada y son perezosos". Immanuel Kant
La descripción y la clasificación poseen una dimensión política. América Indígena imaginó de muy distintas maneras al colonizador territorial. Los Aztecas e Incas y algunos pueblos norteamericanos creyeron ver en el hombre blanco la realización de profecías divinas o la llegada de mensajeros todopoderosos, vínculos materializados de significados imaginados. Jamás en la historia universal había quedado de manifiesto de manera tan violenta las funciones imaginarias de las estructuras simbólicas, tanto así que es a través de los propios símbolos como agrupaciones indígenas caminan, sin saberlo, hacia su muerte.
Desde Europa los imaginarios sociales comenzaban a articularse en todas las dimensiones posibles. América era vista desde arriba. Todos los ámbitos de existencia social reflejaban etapas primitivas, formas artesanales que carecían de la tecnología y el conocimiento superior de la metrópoli.
Europa, con el descubrimiento de América comienza a definir su identidad por clasificación negativa de toda su exterioridad (resto del mundo). Comienza una clasificación socio-racial del mundo distribuida según gradaciones de color y articuladas con la producción económica cuya base piramidal concentra la identidad negra e indígena y cuya punta se ve representada por el hombre blanco caucásico, lo mismo sucede con la taxonomía cultural del resto de los pueblos del mundo, caracterizados como "culturalmente atrasados" y "económicamente subdesarrollados".
Las frases de los "pensadores del centro" son producto de esa atmósfera de superioridad, ellas y las de la Iglesia Católica que describen a los nativos y negros como cuerpos sin alma, mentes sin inteligencia y cabezas sin conciencia conducen la implementación de prácticas de subordinación/dominación enlazadas a construcciones simbólicas que permitieran ejercer sin mala conciencia la violencia ajustada a la producción económica, junto a ello se articula el capitalismo mundial y el proyecto eurocéntrico de la modernidad como el triunfo de la racionalidad europea y de su saber social como hegemonía global.
La complejidad de relaciones materiales/inmateriales que contiene el proceso de articulación y condensación de la identidad europea golpea al resto del orbe e instaura una jerarquía geopolítica caracterizada por la cadena explotación/dominación/conflicto. La explotación en el trabajo cuyo símbolo lo representan las muertes de indígenas y negros en los campos de agro y las minas de plata y oro; la dominación de las elites de poder que organizan el funcionamiento del sistema y el conflicto cotidiano que enfrentan los choques raciales, los problemas de género, generación y la dominación en extenso de la naturaleza por los instrumentos técnológicos de la cultura moderna.
Europa a inventado y conquistado el mundo entero para fines del siglo XIX, la violencia que la mueve y la atraviesa junto a la extensión de su poder ha logrado invadir cada pequeño territorio y cultura en el mundo. El resultado es la desestabilización completa de los ecosistemas culturales nativos y autóctonos de la periferia de Europa que, incapaces de contrarrestar su poder subordinan su modo de vida social a diseños irracionales de dominación que, paradójicamente recibirán el nombre de "racionalidad" o "proyecto modernizador". Al final de un largo proceso de dominación/subordinación, uno termina hablando el lenguaje del dominador encerrado por el sinsentido.
Europa a inventado y conquistado el mundo entero para fines del siglo XIX, la violencia que la mueve y la atraviesa junto a la extensión de su poder ha logrado invadir cada pequeño territorio y cultura en el mundo. El resultado es la desestabilización completa de los ecosistemas culturales nativos y autóctonos de la periferia de Europa que, incapaces de contrarrestar su poder subordinan su modo de vida social a diseños irracionales de dominación que, paradójicamente recibirán el nombre de "racionalidad" o "proyecto modernizador". Al final de un largo proceso de dominación/subordinación, uno termina hablando el lenguaje del dominador encerrado por el sinsentido.
Textos recomendados: http://www.ram-wan.net/restrepo/decolonial/ (se encuentran todos, salvo el de Eric Wolf).
Eric Wolf: Europa y la gente sin historia.
Aníbal Quijano: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.
Arturo Escobar: Mundos y conocimientos de otro modo.
Enrique Dussel: Europa, modernidad y eurocentrismo.
Walter Mignolo: Un paradigma otro.
7 de julio de 2011
Libro: Producir para vivir, los caminos de la producción no capitalista.
Este libro llena un vacío enorme que se refleja en la abundante bibliografía crítica sobre los patrones y mecanismos sociales dominantes y la (más escasa) activación de prácticas y pensamientos de resistencia colectivos como modos de existencia.
17 de diciembre de 2010
Vivir bien
La colonización del mundo europeo sobre las américas y el resto del orbe supuso no únicamente la introyección de nuevos patrones y sentidos sobre los indígenas que desestabilizaron sus sistemas de significación internos, sino también la incorporación del dinero como elemento que mediaría el acceso de los hombres y mujeres al mundo de los objetos, el prestigio y el poder haciendo estallar los códigos socialmente instaurados.
Nota: Lea el enlace de un diario boliviano.
http://www.opinion.com.bo/29/08/2010/se-hace-cuestion-de-estado-decir-vivir-bien-o-buen-vivir/
El dinero pasaba a existir así como una entidad (fuera de todo juicio moral) que permite obtener privilegios, antes sólo reservados para las altas jerarquías de la organización social, a la vez que operaba como un instrumento de subjetivación individual propia del mundo europeo. Tanto las revoluciones en el plano de la economía que centran el crecimiento económico en la actividad individual del trabajo (Ricardo) como las del psicoanálisis que centran todo problema psíquico en la vida familiar del individuo (Freud) son procesos culturalmente cognitivos que entrañan por una parte una reificación de la individualidad como fuente de problemas/soluciones, a la vez que se sitúa extrañamente a la familia como centro angular de sentidos, todo muy burgués.
Individuo y familia forman así parte de un relato europeo de dos de los aspectos más importantes de la vida social, por un lado el análisis del campo económico y por otro el estado psíquico de los cuerpos que habitan dicho campo.
Una ideología nueva (centrado en la relación social) entrañan los gobiernos de Bolivia y Ecuador que pretenden sin mucha comprensión del Norte instaurar una filosofía centrada en el bienestar de los cuerpos. No pretendo aquí sino llamar la atención de que dos de los gobiernos más pobres de sudamérica se hayan impuesto como "cuestión de Estado" que las personas no sólo deben tener las "condiciones mínimas de bienestar social" como reza la mayoría de las constituciones europeas y de los paises colonizados por ésta, sino que junto a dichas condiciones tengan como correlato un estado afectivo de sus habitantes que pueda ser calificado como "vivir bien".
Y mientras toda la prensa chilena titula día por medio que el país es primero o segundo de Latinoamérica en cada uno de los rankings de algún indicador económico certificado por el FMI, se olvidan de que éste posee a la población con más altos índices de depresión de Latinoamérica. A la europea.
Nota: Lea el enlace de un diario boliviano.
http://www.opinion.com.bo/29/08/2010/se-hace-cuestion-de-estado-decir-vivir-bien-o-buen-vivir/
6 de octubre de 2010
La América Profunda de Rodolfo Kusch
Por Carlos Martínez Sarasola
Muchos de estos trabajos son hoy casi imposibles de encontrar en sus ediciones originales. Pero hay una excelente noticia: la Editorial Fundación Ross de Rosario acaba de lanzar una edición con las Obras Completas en dos tomos (2000) lo cual es no solo un aporte invalorable a la difusión del pensamiento de Kusch sino un justo homenaje a este pensador fundamental de nuestra “América Profunda”.
Original de la Web Fundación Desde América
La recuperación del pensamiento indígena.
Una tarde de 1970, en un aula de la Facul-tad de Filosofía y Letras, conocí a Rodolfo Kusch. Yo era por en-tonces estudiante de la carrera de an-tropología.
Alguien me invitó a escuchar las palabras de “un antropólogo que trabajaba en el norte”. Me encontré sentados alrededor de una mesa a un muy reducido grupo de estudiantes que dialogaba con un hombre flaco, de bigotes y anteojos que hablaba con entusiasmo de sus experiencias con los quechuas y aymaras de Perú, Bolivia y el norte de la Argentina. Me sorprendió esa presencia extraña, que hablaba con pasión, que transmitía con humildad su contacto con los indios y que hablaba de la particular forma de pensar de la gente originaria del altiplano.
Fue un encuentro breve, pero impactante. Ese hombre sabía del mundo profundo de los indígenas, lo respetaba, lo valoraba. Vivía en él.
Buceaba en él. Volví a verlo cinco años más tarde, cuando ambos eramos docentes en la Universidad Nacional de Salta. Compartí entonces el ámbito académico y algunos inolvidables trabajos de campo en la Puna salteña, en un lugar mágico a tres mil metros de altura: Santa Rosa de Tastil. Todo fue por muy poco tiempo, pero me alcanzó para ratificar su sabiduría y su talento que no dejaba de acompañar con su extraordinaria humildad. La tormenta de los años de plomo ya se avecinaba sin remedio, y él parecía adivinar el triste futuro, lo que lo llevó posiblemente a dejar este mundo cuando estaba en su plenitud, en 1979. Tenía 57 años.
Un apasionado de América
La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo por contactar con la esencia de América. Esa esencia que el define como el hedor americano, en una actitud desafiante hacia los prejuicios de ciertos sectores de nuestra sociedad que ven en las raices americanas algo nauseabundo. Kusch rastrea en el sentido positivo de “ese presunto hedor” por oposición a la pulcritud ficticia del hombre urbano.
La obra de Kusch es el esfuerzo de un original filósofo-antropólogo por contactar con la esencia de América. Esa esencia que el define como el hedor americano, en una actitud desafiante hacia los prejuicios de ciertos sectores de nuestra sociedad que ven en las raices americanas algo nauseabundo. Kusch rastrea en el sentido positivo de “ese presunto hedor” por oposición a la pulcritud ficticia del hombre urbano.
Conocedor consumado de Heidegger, Lévi-Strauss, Jung ó Eliade, en los campos de la filosofía, la antropología, la psicología ó la historia de las religiones, recupera sin embargo a los autores americanos como el mejicano Miguel León Portilla, especialista en filosofía nahuatl, al chileno Félix Schwartzmann ó a las fuentes todavía más antiguas como el cronista indio Juan Santa Cruz Pachacuti, de las inmediaciones del Cuzco y sabio conocedor de la cosmovisión incaica. Kusch plantea una “decisión cultural” por lo americano.
Un eje de su pensamiento ha sido el concepto de estar entre los indígenas, opuesto al de ser alguien de los occidentales. Kusch encuentra que el término más cercano a la forma de vida india es utcatcha, que se traduciría en “estar sentado”, en el sentido filosófico de domicilio, de sentirse amparado en el mundo (Haber, 1978:50). El vinculaba al sistema productivo incaico con la idea de una auténtica “economía de amparo”. El hombre occidental soluciona sus males trabajando sobre la realidad exterior, por el lado de afuera. Por el contrario, el indígena está incluido en la totalidad del universo y cualquier desajuste debe ser restaurado con el equilibrio interno de esa totalidad, a través del ritual.
Para los que pensamos que se vive una época de convergencias entre la sabiduría de las culturas originarias de América y el nuevo pensamiento occidental, Kusch fue un precursor: indagó en las profundidades del mundo andino y vió lo que hay en nosotros como occidentales. Planteó las diferencias y las oposiciones, pero también los posibles caminos de encuentro y confluencias.
Kusch no tiene aún el lugar que merece en los ámbitos académicos, de pensamiento y reflexión. Pueden existir varias razones para ello, desde su pública inclinación política hasta su carácter de pensador transgresor, pero más bién creo que la antropología ó la filosofia local no han todavía incursionado a fondo por las dimensiones americanas en que Kusch navegaba. Es necesario sí reconocer que existen algunas excepciones a esta actitud, como la tarea del Centro de Estudios Latinoamericanos dirigido por Graciela Maturo y Eduardo A. Azcuy, el que realizó una gran tarea de recuperación y difusión del pensamiento kuschiano.
El decía que el país antes que nada es una “labor interior” y creo que realizó con creces su propia labor. Vivió como pensó. Eso era típico en él. Su último hogar fue Maimará, un pueblo a 80 km. de San Salvador de Jujuy. Allí se dio cuenta del milagro de haber saltado las fronteras que uno mismo se crea. En ese lugar se percató también de la posibilidad de ir hacia las otras fronteras, como aquellas de las montañas que tenía frente a su ventana. El sabía que si lograba cruzarlas alguna vez, e ir del otro lado, encontraría, como los héroes de muchos mitos americanos, “toda la vida, esa, que aún no se ha desprendido de los dedos divinos”.
Guía básica para leer a Kusch
Según una compilación editada por F.García Cambeiro en 1989 (Kusch y el pensar desde America) entre artículos y libros su obra suma más de setenta títulos. Es imposible pasar revista a todos, por lo que tuve que seleccionar -y como siempre ocurre en estos casos, con un dejo de arbitrariedad- los que considero centrales en el pensamiento del autor, que no dejó de incursionar en áreas como el arte, la estética y la dramaturgia.
Según una compilación editada por F.García Cambeiro en 1989 (Kusch y el pensar desde America) entre artículos y libros su obra suma más de setenta títulos. Es imposible pasar revista a todos, por lo que tuve que seleccionar -y como siempre ocurre en estos casos, con un dejo de arbitrariedad- los que considero centrales en el pensamiento del autor, que no dejó de incursionar en áreas como el arte, la estética y la dramaturgia.
En 1953 Raigal publica La seducción de la barbarie (análisis herético de un continente mestizo) un importante conjunto de ensayos sobre el carácter dual de América y una mirada desde la intuición del paisaje.
Hachette edita en 1962 una de las obras capitales de Kusch: América Profunda, reeditada por Bonum (1975) y posteriormente por la Editorial Fundación Ross. Este libro nos habla de la fuerte presencia del alma americana, a través de una acabada investigación de la cosmovisión andina. Es aquí donde Kusch desarrolla la relación entre el ser ó ser alguien de Occidente y el estar, propio de los indígenas, como raices profundas de la mentalidad mestiza.
Indios, Porteños y Dioses (Stilcograf, 1966), es un excelente compendio de sus viajes por el continente y una original explicación de las zonas de encuentro entre occidentales e indígenas, basadas en una concepción más totalizadora del hombre. De la mala vida porteña (Peña Lillo, 1966) explora la presencia del pensamiento indígena en Buenos Aires.
El Pensamiento Indígena y Popular en América (ICA, 1973; 1ra edición en México, 1970), es otra de sus obras cumbre, y constituye una propuesta de profundización del modo de concebir la realidad por parte de los indígenas y sus implicancias para la comprensión de los problemas americanos.
Geocultura del Hombre Americano (F.García Cambeiro, 1976) es un llamado a vencer el miedo de ser nosotros mismos, recuperando el sentido de nuestra identidad americana. Su último libro Esbozo de una Antropología Filosofica Americana (Castañeda, 1978), indaga en la definición de lo humano en América, para lo que se requiere apenas asumir toda “la paradoja del vivir mismo, pero también toda su sacralidad”.
Muchos de estos trabajos son hoy casi imposibles de encontrar en sus ediciones originales. Pero hay una excelente noticia: la Editorial Fundación Ross de Rosario acaba de lanzar una edición con las Obras Completas en dos tomos (2000) lo cual es no solo un aporte invalorable a la difusión del pensamiento de Kusch sino un justo homenaje a este pensador fundamental de nuestra “América Profunda”.
Original de la Web Fundación Desde América
9 de mayo de 2010
El buen Cristo de Abya-Yala

"¿Quién ignora que, al examinar cualquier fenómeno social en el proceso de su desarrollo, siempre se hallarán en él vestigios del pasado, bases del presente y gérmenes del futuro?"
Vladimir Lenin
"Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política."
Claude Lévi-Strauss
Vladimir Lenin
"Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política."
Claude Lévi-Strauss
Latinoamérica se constituye como un escenario de lucha (¿libre?) en donde se enfrentan ideas, proyectos, prácticas, imposiciones, concensos, alternativas.
La modernidad la ha relegado a ser desde un educando con necesidad de dirección histórica dirigida desde (elija aqui su concepto preferido) los paises de norte/centros metropolitanos, a un laboratorio de experimentación de la efectividad de proyectos económicos para la sobrevivencia del dominio central. En este sentido, no son solo intereses intercontinentales los que se ciernen sobre los territorios de Abya-Yala, si no que también aparecen en escena una gran diversidad de intereses locales, algunos de ellos muy atentos observadores maravillados con el esplendor naturalizante del desarrollo metropolitano. Hasta el "Manual del perfecto idiota latinomericano" tuvo su inspiración en uno de esos intereses encarnados en forma de pensador social, como lo fue Carlos Rangel, periodista y escritor venezolano, autor de "Del buen salvaje al buen revolucionario" (una especie de némesis intelectual a "Las venas abiertas de América Latina" de Galeano).
En su obra, desmenuza lo que considera las reales causas del "atraso" y la ambigua situación del continente, considerando las históricas intervenciones externas como un chivo expiatorio de una izquierda latinoamericana que considera inútil y conservadora, incapaz de asumir un proyecto modernizador eficaz, y que se escuda transfiriendo la carga simbólica de la categoría Rosseauniana del "buen salvaje" al prototipo del buen revolucionario (más bien mutado al cristo hippie), aquel personaje redimidor lleno de buenas intenciones de cambio y justicia social, que busca restaurar el supuesto estado de inocencia y felicidad cuasi-arcadiana (o Jardín del Edén/Paraiso en la tierra) en el que víviamos los mitificados del continente antes de la llegada de "malvado civilizador" europeo (la seducción Luciferiana). Éste último sería el portador de esa caja de Pandora que llamamos Occidente (fruto prohibido/pecado original), fuente de todos los males que afectaron y afectan América Latina en la actualidad (las ironías de las ironías caricaturezcas son a propósito).
Como a los Mitos supuestamente se les combate con la Razón (pero que al final no resulta ser más que otro Mito más bien disfrazado de Razón), Rangel acusa que esta especie de milenarismo local (absurdo y reduccionista a mi parecer) realza la "externalización" de las culpas, un encubrimiento sigilosamente planificado para obviar por medio del "yo acuso a", el supuesto hecho de que el verdadero problema de Latinoamérica son los propios latinoamericanos y no otra cosa. Así, se adhiere a las filas de quienes ven a EEUU un modelo de progreso fundada en una eficacia para el desarrollo económico no interrumpida por el resentimiento improductivo que nos caracterizaría a los del patio trasero, si no que motivada por una ética, un espíritu de trabajo y un afán comercial, pero a diferencia de Weber, descontextualizado, ahistórico, neutral y objetivo, casi naturalmente deseado. Como dije, los Mitos al final solo se combaten con más Mitos.
La modernidad la ha relegado a ser desde un educando con necesidad de dirección histórica dirigida desde (elija aqui su concepto preferido) los paises de norte/centros metropolitanos, a un laboratorio de experimentación de la efectividad de proyectos económicos para la sobrevivencia del dominio central. En este sentido, no son solo intereses intercontinentales los que se ciernen sobre los territorios de Abya-Yala, si no que también aparecen en escena una gran diversidad de intereses locales, algunos de ellos muy atentos observadores maravillados con el esplendor naturalizante del desarrollo metropolitano. Hasta el "Manual del perfecto idiota latinomericano" tuvo su inspiración en uno de esos intereses encarnados en forma de pensador social, como lo fue Carlos Rangel, periodista y escritor venezolano, autor de "Del buen salvaje al buen revolucionario" (una especie de némesis intelectual a "Las venas abiertas de América Latina" de Galeano).
En su obra, desmenuza lo que considera las reales causas del "atraso" y la ambigua situación del continente, considerando las históricas intervenciones externas como un chivo expiatorio de una izquierda latinoamericana que considera inútil y conservadora, incapaz de asumir un proyecto modernizador eficaz, y que se escuda transfiriendo la carga simbólica de la categoría Rosseauniana del "buen salvaje" al prototipo del buen revolucionario (más bien mutado al cristo hippie), aquel personaje redimidor lleno de buenas intenciones de cambio y justicia social, que busca restaurar el supuesto estado de inocencia y felicidad cuasi-arcadiana (o Jardín del Edén/Paraiso en la tierra) en el que víviamos los mitificados del continente antes de la llegada de "malvado civilizador" europeo (la seducción Luciferiana). Éste último sería el portador de esa caja de Pandora que llamamos Occidente (fruto prohibido/pecado original), fuente de todos los males que afectaron y afectan América Latina en la actualidad (las ironías de las ironías caricaturezcas son a propósito).
Como a los Mitos supuestamente se les combate con la Razón (pero que al final no resulta ser más que otro Mito más bien disfrazado de Razón), Rangel acusa que esta especie de milenarismo local (absurdo y reduccionista a mi parecer) realza la "externalización" de las culpas, un encubrimiento sigilosamente planificado para obviar por medio del "yo acuso a", el supuesto hecho de que el verdadero problema de Latinoamérica son los propios latinoamericanos y no otra cosa. Así, se adhiere a las filas de quienes ven a EEUU un modelo de progreso fundada en una eficacia para el desarrollo económico no interrumpida por el resentimiento improductivo que nos caracterizaría a los del patio trasero, si no que motivada por una ética, un espíritu de trabajo y un afán comercial, pero a diferencia de Weber, descontextualizado, ahistórico, neutral y objetivo, casi naturalmente deseado. Como dije, los Mitos al final solo se combaten con más Mitos.
A continuación, un breve trozo de la introducción del libro:
"Del buen salvaje al buen revolucionario
Del fracaso a la mitología compensatoria
Del fracaso a la mitología compensatoria
(Introducción)
Entre 1492 y 1975 han transcurrido casi quinientos años, medio milenio de historia. Si nos proponemos calificar esos casi cinco siglos de historia latinoamericana en la forma más sucinta, pasando por encima de toda anécdota, de toda controversia, de toda distracción, yendo al fondo de la cuestión antes de desmenuzarla, lo más concreto, veraz y general que se puede decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso. Esta afirmación puede parecer escandalosa, pero es una verdad que los latinoamericanos llevamos prendida en la conciencia, que callamos usualmente por dolorosa, pero que traspasa y sale a la luz cada vez que tenemos momentos de sinceridad. Es decir que somos los mismos latinoamericanos quienes calificamos nuestra historia como una frustración. El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6) si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América [Latina]. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica: 1) El éxito desmesurado de los Estados Unidos, en el mismo Nuevo Mundo y en el mismo tiempo histórico.2) La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica. 3) La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas. 4) La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión. 5) La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso)."
Entre 1492 y 1975 han transcurrido casi quinientos años, medio milenio de historia. Si nos proponemos calificar esos casi cinco siglos de historia latinoamericana en la forma más sucinta, pasando por encima de toda anécdota, de toda controversia, de toda distracción, yendo al fondo de la cuestión antes de desmenuzarla, lo más concreto, veraz y general que se puede decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso. Esta afirmación puede parecer escandalosa, pero es una verdad que los latinoamericanos llevamos prendida en la conciencia, que callamos usualmente por dolorosa, pero que traspasa y sale a la luz cada vez que tenemos momentos de sinceridad. Es decir que somos los mismos latinoamericanos quienes calificamos nuestra historia como una frustración. El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6) si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América [Latina]. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica: 1) El éxito desmesurado de los Estados Unidos, en el mismo Nuevo Mundo y en el mismo tiempo histórico.2) La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica. 3) La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas. 4) La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión. 5) La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso)."
5 de mayo de 2010
Eurocentrismo, revisitando sus fundamentos II
ARTICULACIÓN EJE RAZA/TRABAJO DENTRO DEL NUEVO ESPACIO/TIEMPO DE DOMINACIÓN DEL NUEVO PATRÓN DE PODER MUNDIAL, LA COLONIALIDAD.

“No te presentes ante un tribunal cuyo veredicto no reconoces”
Franz Kafka.
Las nuevas identidades históricas producidas sobre la base de la idea de raza, fueron asociadas a la naturaleza de los roles y lugares en la nueva estructura global de control del trabajo. Así, ambos elementos, raza y división del trabajo, quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente, a pesar de que ninguno de los dos era necesariamente dependiente el uno del otro para existir o para cambiar. […]
En el curso de la expansión mundial de la dominación colonial por parte de la misma raza dominante –los blancos (o a partir del siglo XVIII en adelante, los europeos)- fue impuesto el mismo criterio de clasificación social a toda la población mundial a escala global. En consecuencia, nuevas identidades históricas y sociales fueron producidas: amarillos y aceitunados (u oliváceos) fueron sumados a blancos, indios, negros y mestizos. Dicha distribución racista de nuevas identidades sociales fue combinada, tal como había sido tan exitosamente lograda en América, con una distribución racista del trabajo y de las formas de explotación del capitalismo colonial. Esto se expresó, sobre todo, en una cuasi exclusiva asociación de la blanquitud social con el salario y por supuesto con los puestos de mando de la administración colonial. Así, cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una raza particular. Consecuentemente, el control de una forma específica de trabajo podía ser al mismo tiempo el control de un grupo específico de gente dominada. Una nueva tecnología de dominación/explotación, en este caso raza/trabajo, se articuló de manera que apareciera como naturalmente asociada. Lo cual, hasta ahora, ha sido excepcionalmente exitoso. […]
El vasto genocidio de los indios en las primeras décadas de la colonización no fue causado principalmente por la violencia de la conquista, ni por las enfermedades que los conquistadores portaban, sino porque tales indios fueron usados como mano de obra desechable, forzados a trabajar hasta morir.
[…]
La clasificación racial de la población y la temprana asociación de las nuevas identidades raciales de los colonizados con las formas de control no pagado, no asalariado, del trabajo, desarrolló entre los europeos o blancos la específica percepción de que el trabajo pagado era privilegio de los blancos. La inferioridad racial de los colonizados implicaba que no eran dignos del pago de salario. […]
Esa colonialidad del control del trabajo determinó la distribución geográfica de cada una de las formas integradas en el capitalismo mundial. En otros términos, decidió la geografía social del capitalismo…
Texto: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.
Autor: Aníbal Quijano.
Imagen: Diego Rivera.

“No te presentes ante un tribunal cuyo veredicto no reconoces”
Franz Kafka.
Las nuevas identidades históricas producidas sobre la base de la idea de raza, fueron asociadas a la naturaleza de los roles y lugares en la nueva estructura global de control del trabajo. Así, ambos elementos, raza y división del trabajo, quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente, a pesar de que ninguno de los dos era necesariamente dependiente el uno del otro para existir o para cambiar. […]
En el curso de la expansión mundial de la dominación colonial por parte de la misma raza dominante –los blancos (o a partir del siglo XVIII en adelante, los europeos)- fue impuesto el mismo criterio de clasificación social a toda la población mundial a escala global. En consecuencia, nuevas identidades históricas y sociales fueron producidas: amarillos y aceitunados (u oliváceos) fueron sumados a blancos, indios, negros y mestizos. Dicha distribución racista de nuevas identidades sociales fue combinada, tal como había sido tan exitosamente lograda en América, con una distribución racista del trabajo y de las formas de explotación del capitalismo colonial. Esto se expresó, sobre todo, en una cuasi exclusiva asociación de la blanquitud social con el salario y por supuesto con los puestos de mando de la administración colonial. Así, cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una raza particular. Consecuentemente, el control de una forma específica de trabajo podía ser al mismo tiempo el control de un grupo específico de gente dominada. Una nueva tecnología de dominación/explotación, en este caso raza/trabajo, se articuló de manera que apareciera como naturalmente asociada. Lo cual, hasta ahora, ha sido excepcionalmente exitoso. […]
El vasto genocidio de los indios en las primeras décadas de la colonización no fue causado principalmente por la violencia de la conquista, ni por las enfermedades que los conquistadores portaban, sino porque tales indios fueron usados como mano de obra desechable, forzados a trabajar hasta morir.
[…]
La clasificación racial de la población y la temprana asociación de las nuevas identidades raciales de los colonizados con las formas de control no pagado, no asalariado, del trabajo, desarrolló entre los europeos o blancos la específica percepción de que el trabajo pagado era privilegio de los blancos. La inferioridad racial de los colonizados implicaba que no eran dignos del pago de salario. […]
Esa colonialidad del control del trabajo determinó la distribución geográfica de cada una de las formas integradas en el capitalismo mundial. En otros términos, decidió la geografía social del capitalismo…
Texto: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.
Autor: Aníbal Quijano.
Imagen: Diego Rivera.
3 de mayo de 2010
Eurocentrismo, revisitando sus fundamentos I
RAZA, UNA CATEGORÍA MENTAL DE LA MODERNIDAD.

"¿La toma del poder?
No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo"
Subcomandante Marcos
"Que mil máquinas de vida, de arte,
de solidaridad y de acción barran
la arrogancia esclerótica
de las viejas organizaciones”
Gilles Deleuze
"La comunidad, el modo comunitario de producción y de vida, es la más remota tradición de las Américas, la más Americana de todas: pertenece a los primeros tiempos y a las primeras gentes,
pero también pertenece a los tiempos que vienen y presiente un nuevo Nuevo Mundo.”
Eduardo Galeano
La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América. Quizás se originó como referencia a las diferencias fenotípicas entre conquistadores y conquistados, pero lo que importa es que muy pronto fue construida como referencia a supuestas estructuras biológicas diferenciales entre esos grupos.
La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefinió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.
Con el tiempo, los colonizadores codificaron como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como la característica emblemática de la categoría racial. Esa codificación fue inicialmente establecida, probablemente, en el área britano-americana. Los negros eran allí no solamente los explotados más importantes, pues la parte principal de la economía reposaba en su trabajo. Eran, sobre todo, la raza colonizada más importante, ya que los indios no formaban parte de esa sociedad colonial. En consecuencia, los dominantes se llamaron a sí mismos blancos.
En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones
de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva id-entidad después de América y la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo, llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella a la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales de dominación entre europeos y no-europeos. Históricamente, eso significó una nueva manera de legitimar las ya antiguas ideas y prácticas de relaciones de superioridad/inferioridad entre dominados y dominantes. Desde entonces ha demostrado ser el más eficaz y perdurable instrumento de dominación social universal, pues de él pasó a depender inclusive otro igualmente universal, pero más antiguo, el inter-sexual o de género: los pueblos conquistados y dominados fueron situados en una posición natural de inferioridad y, en consecuencia, también sus rasgos fenotípicos, así como sus descubrimientos mentales y culturales.
De ese modo, raza se convirtió en el primer criterio fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la estructura de poder de la nueva sociedad. En otros términos, en el modo básico de clasificación social universal de la población mundial.
Texto: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina (fragmento).
Autor: Aníbal Quijano.

"¿La toma del poder?
No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo"
Subcomandante Marcos
"Que mil máquinas de vida, de arte,
de solidaridad y de acción barran
la arrogancia esclerótica
de las viejas organizaciones”
Gilles Deleuze
"La comunidad, el modo comunitario de producción y de vida, es la más remota tradición de las Américas, la más Americana de todas: pertenece a los primeros tiempos y a las primeras gentes,
pero también pertenece a los tiempos que vienen y presiente un nuevo Nuevo Mundo.”
Eduardo Galeano
La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América. Quizás se originó como referencia a las diferencias fenotípicas entre conquistadores y conquistados, pero lo que importa es que muy pronto fue construida como referencia a supuestas estructuras biológicas diferenciales entre esos grupos.
La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en América identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefinió otras. Así términos como español y portugués, más tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geográfica o país de origen, desde entonces cobraron también, en referencia a las nuevas identidades, una connotación racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrón de dominación colonial que se imponía. En otros términos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificación social básica de la población.
Con el tiempo, los colonizadores codificaron como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como la característica emblemática de la categoría racial. Esa codificación fue inicialmente establecida, probablemente, en el área britano-americana. Los negros eran allí no solamente los explotados más importantes, pues la parte principal de la economía reposaba en su trabajo. Eran, sobre todo, la raza colonizada más importante, ya que los indios no formaban parte de esa sociedad colonial. En consecuencia, los dominantes se llamaron a sí mismos blancos.
En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones
de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva id-entidad después de América y la expansión del colonialismo europeo sobre el resto del mundo, llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella a la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas relaciones coloniales de dominación entre europeos y no-europeos. Históricamente, eso significó una nueva manera de legitimar las ya antiguas ideas y prácticas de relaciones de superioridad/inferioridad entre dominados y dominantes. Desde entonces ha demostrado ser el más eficaz y perdurable instrumento de dominación social universal, pues de él pasó a depender inclusive otro igualmente universal, pero más antiguo, el inter-sexual o de género: los pueblos conquistados y dominados fueron situados en una posición natural de inferioridad y, en consecuencia, también sus rasgos fenotípicos, así como sus descubrimientos mentales y culturales.
De ese modo, raza se convirtió en el primer criterio fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la estructura de poder de la nueva sociedad. En otros términos, en el modo básico de clasificación social universal de la población mundial.
Texto: Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina (fragmento).
Autor: Aníbal Quijano.
1 de mayo de 2010
Siete tesis sobre el "mito" de la modernidad europea.

"Descubrimiento de América"… chiste europeo.
Nicanor Parra.
1) La civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior (lo que significará sostener sin conciencia una posición ideológicamente eurocéntrica).
2) La superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos, bárbaros, como exigencia moral.
3) El camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el seguido por Europa (es, de hecho, un desarrollo unilineal y a la europea, lo que determina, nuevamente sin conciencia alguna, la “falacia desarrollista”).
4) Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis moderna debe ejercer en último caso la violencia si fuera necesario, para destruir los obstáculos de la tal modernización (la guerra justa colonial).
5) Esta dominación produce víctimas (de muy variadas maneras), violencia que es interpretada como un acto inevitable, y con el sentido cuasi-ritual de sacrificio; el héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del carácter de ser holocaustos de un sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano, la mujer, la destrucción ecológica de la tierra, etcétera).
6) Para el moderno, el bárbaro tiene una “culpa” (el oponerse al proceso civilizador que permite a la “Modernidad” presentarse no sólo como inocente sino como “emancipadora” de esa “culpa” de sus propias víctimas.
7) Por último, y por el carácter “civilizatorio” de la “Modernidad”, se interpretan como inevitables los sufrimientos o sacrificios (los costos) de la “modernización” de los otros pueblos “atrasados” (inmaduros), de las otras razas esclavizables, del otro sexo por débil, etcétera.
Autor: Enrique Dussel.
Texto: Europa, modernidad y eurocentrismo (fragmento).
Imagen: SUR, 501 años cabeza abajo.
¡Hegelicosas!

Hegel: «El ser humano adquiere confianza en sí mismo (Zutrauen zu sich selbst) [...] Con la invención de la pólvora(1), desaparece en la guerra la enemistad individual [...] El hombre descubre América(2), sus tesoros y sus pueblos, descubre la naturaleza, se descubre a sí mismo (sich selbst)»
(Hegel, 1970-XX: 62).
Dussel: (1)“Parece que Hegel no sabe que la pólvora, el papel, la imprenta, la brújula y muchos otros descubrimientos técnicos los había inventado hacía siglos la China. Eurocentrismo infantil de la pura ignorancia… (2)Como si los indígenas americanos no fueran «humanos» que habían «descubierto» su propio continente hacía muchos milenios. Había que esperar a los europeos para que «el hombre» descubriera América. Ideologema vulgar no digno de un filósofo de renombre”.
En: Meditaciones Anti-cartesianas.
28 de abril de 2010
Desde Latinoamérica
“Nos tornamos pensativos y preguntamos: ¿no depende el florecimiento de una obra cabal del arraigo a un suelo natal?”.
Martín Heidegger. Serenidad.
Martín Heidegger. Serenidad.
Enrique Dussel es filósofo mexicano de origen argentino que ha hecho de su vida un enfrentarse a las estructuras de pensamiento dominantes, llámese eurocéntricas, racionalidad cartesiana o pensamiento moderno que han sumido a Latinoamérica en un concierto de imágenes pintorescas, salvajes e irreflexivas. Su interés, el descubrimiento del pensar latinoamericano desde Latinoamérica, subalternizado a través de la historia (capitalismo del norte) y su difusión. En el video aparece en el Foro Social Mundial, episodio México, 2009.
Chequeen la parte 1 y 2, gentileza Youtube
Suscribirse a:
Entradas (Atom)