El dinero pasaba a existir así como una entidad (fuera de todo juicio moral) que permite obtener privilegios, antes sólo reservados para las altas jerarquías de la organización social, a la vez que operaba como un instrumento de subjetivación individual propia del mundo europeo. Tanto las revoluciones en el plano de la economía que centran el crecimiento económico en la actividad individual del trabajo (Ricardo) como las del psicoanálisis que centran todo problema psíquico en la vida familiar del individuo (Freud) son procesos culturalmente cognitivos que entrañan por una parte una reificación de la individualidad como fuente de problemas/soluciones, a la vez que se sitúa extrañamente a la familia como centro angular de sentidos, todo muy burgués.
Individuo y familia forman así parte de un relato europeo de dos de los aspectos más importantes de la vida social, por un lado el análisis del campo económico y por otro el estado psíquico de los cuerpos que habitan dicho campo.
Una ideología nueva (centrado en la relación social) entrañan los gobiernos de Bolivia y Ecuador que pretenden sin mucha comprensión del Norte instaurar una filosofía centrada en el bienestar de los cuerpos. No pretendo aquí sino llamar la atención de que dos de los gobiernos más pobres de sudamérica se hayan impuesto como "cuestión de Estado" que las personas no sólo deben tener las "condiciones mínimas de bienestar social" como reza la mayoría de las constituciones europeas y de los paises colonizados por ésta, sino que junto a dichas condiciones tengan como correlato un estado afectivo de sus habitantes que pueda ser calificado como "vivir bien".
Y mientras toda la prensa chilena titula día por medio que el país es primero o segundo de Latinoamérica en cada uno de los rankings de algún indicador económico certificado por el FMI, se olvidan de que éste posee a la población con más altos índices de depresión de Latinoamérica. A la europea.
Nota: Lea el enlace de un diario boliviano.
http://www.opinion.com.bo/29/08/2010/se-hace-cuestion-de-estado-decir-vivir-bien-o-buen-vivir/