Las utopías son luchas que ocurren en el presente por el significado del futuro
Paul Ricoeur.
Creo que no existe ninguna enseñanza más difundida (independiente de la cultura y la clase social en la cual uno se clasifique o sea clasificado) en el mundo entero, hoy y ayer que el hábito social de juzgar a los existentes. No paramos de juzgar gestos, signos, formas, líneas, tonos, escritos... El rostro y su extensión son infinitas formas de sostener la existencia y su más contemporánea enfermedad, la interpretación, a través de la cual la tradición se impone como tal.
Vivimos inmersos, sumergidos segundo a segundo en un mundo de signos que inundan el espacio. La consecuencia inevitable de vivir es encontrarse con signos (un libro, una calle, una mujer, una canción...) que tienen un efecto inmediato en el alma. El alma (y perdónenme que use esta palabra) sólo sostiene las cosas y cuerpos que entran a su encuentro mediante las ideas que es capaz de formarse de los mismos, pero socioantropológicamente se sabe que dichas ideas son producto de la interacción social, dicho proceso de socialización inconciente provee de juicios que son interiorizados sin mayor filtro por el cuerpo para que éste pueda operar lo más económicamente posible en el mundo. Así se entiende al conjunto de ideas enunciadas por conceptos como "dispositivos de conocimiento", "tecnologías de la cultura" o la vieja y señera noción de "aculturación".
Los procesos cognitivos de apropiación (internalización) de discursos sociales (comunicaciones) que dan forma a la idea general de cultura, (como sistema de símbolos) no nos dejan muy claro hasta que punto la cultura misma, como sistema de coordenadas interceptadas por los sujetos a través del sentido, no es al mismo tiempo que la fuente de la estabilidad (el arraigo, la identidad), la fuente de las más feroces crisis de conciencia y sentido entre un cuerpo, que ha caido en la trangresión de la norma (un homosexual, lesbiana, drogadicto, minusválido, etc.) y su incapacidad para encontrar recursos -más allá de los sociales- que le permitan enfrentar el quiebre que significa el ideal social a representar y el papel representado.
Sabiendo que por el juicio sólo alcanzamos direcciones prefabricadas que desmenuzan al mundo inmediato, asignando identidades que fijan los elementos, distribuyendo secuencias previamente distribuidas por el ethos de clase/cultura, realimentamos una vieja y prejuiciosa norma de toda sociedad, la cual predica que lo bueno encuentra su lugar en la tradición. Es a través del juicio (poblado de sus valores pre-existentes) que nos impedimos de ver lo original de un cuerpo u obra y hasta de poder presentir la creación de un nuevo modo de existencia, tan necesario en este tiempo. El juicio frena la experiencia y la llegada de nuevas formas mediante reactualizaciones de lo mismo.
Habrá que desprenderse de la idea reaccionaria enunciada por diversos agentes, según la cual, la utopía ya no existe.