7 de noviembre de 2011

Sentido y micropolítica.

Una letra se acopla a un ritmo de variaciones que ejecutan una sintonía entre el conjunto que ellas conjugan (una música) y la persona que la escucha, la siente y las hace suyas, algo anda bien, el gusto lo aprueba y el sentido emerge.

La situación anterior describe partículas de sentido que inundan un espacio y son incorporadas por un cuerpo como componiendose junto a él. Pero lo anterior no nos describe la situación donde las personas se mueven en el mundo en función de encuentros que le permitan sostener que la vida -al fin y al cabo- tiene un sentido, hablando ampliamente.

Sentido es incorporación de partículas seleccionadas (no encuentro mejor palabra) que sólo en la medida que conforman una composición mayor, lo que se podría denominar un modo de vida, logran consolidar elementos heterogéneos que funcionan (hacen uno) dentro de un cuerpo.  Bajo esa mirada una persona no refleja el mundo (como totalidad), sino que estructura un mundo o para ser más precisos el mundo emerge con él y con ello se entienden las definiciones de la filosofía vitalista que enuncia que bajo ningún punto de vista somos seres, sino que somos maneras de ser posibles.

Las feministas saben bastante de esto, quizá no de la manera como lo expongo, sin embargo, hay tesis de estas agrupaciones en donde justo cuando las ciencias sociales hacían un viraje-esfuerzo por determinar una temática que estudiara los elementos estructurales, institucionales y funcionales sobre las sociedades y sus productos de regulación (macropolítica), dejaban de lado los elementos micropolíticos que actuaban simultáneamente dentro del tejido social. Ambas (macro y micro)  son dimensiones de un mismo movimiento que sólo encuentran "contradicciones" en las construcciones teóricas que obstinadamente las describen como antagónicas o no pertinentes para el estudio de una disciplina.

En unos post anteriores describimos al sentido como una producción, es decir, como algo que nuestro cuerpo-conciencia selecciona, combina, elabora y construye, es algo que sólo puede ser producido por uno mismo dentro de un contexto que nos determina como culturalmente mediados y contextualmente situados. Lo anterior nos permite entender la violencia sobre la cual toda formación de sentido tiene que transitar para poder elaborar un mundo propio que no esté condicionado material ni simbólicamente por restricciones que paralicen toda posible transformación (las morales, los rituales sociales, las creencias, las prácticas normalizadoras y en algunos casos las identidades).

Conciencia y sociedad se emsamblan únicamente cuando no estan atravesadas por el conflicto. La resistencia a los modelos de sociedad imperantes sólo son inteligibles para los subordinados, es decir, para los sujetos que padecen los efectos del poder, ya que el poder es invisible en su operar para aquél que posee los privilegios del poder; tómese como ejemplo las personas de piel blanca sobre las negras, los hombres sobre las mujeres, las clases dominantes sobre las dominadas, etc., en esas situaciones  los que ostentan los privilegios jamás se cuestionan su condición de privilegiados, ni sufren las consecuencias sociales bajo la forma del conflicto.  Lo anterior son resultados de un proceso vivido donde se manifiesta por un lado una historia (biografía) frente a las estructuras en las cuales se desenvuelve dicha experiencia, que al estar construidas jerárquica, disimetral y segregacionalmente, sólo pueden dar como productos cuerpos que habitan sociedades sin un contenido que les proporcione sentido ni vínculo positivo, es vida en resistencia.

El sentido tiene que ver con la capacidad de acceder al inconcsiente, que es el lugar donde el cuerpo ejecuta mayormente sus movimientos e intercambios sociales, es ahí donde se encuentran enquistadas recurrencias neuronales que al no tener un acceso pleno por parte de la conciencia impiden los procesos de autoobservación y de cambio que traería consigo acceder a dichas funciones. La idea de inconsciente no tiene mucho desarrollo dentro de las ciencias sociales en la actualidad y existen algunos autores (como Luhmann) que derechamente abandonan su uso por ser un concepto con nula capacidad explicativa.

Sentido tiene que ver además con las proyecciones de la persona dentro del mundo que habita, la capacidad que tiene ésta de situarse en un futuro posible y el sentido que lo informa. Pero hay que preguntarse porque el sentido tiene tan alta capacidad de fallar en la elaboración que afirma en cada nueva situación, la falla permanente forma parte de la experimentación que tarde o temprano permitirá ofrecer sentido/sin sentido como producto, y la experimentación es el concepto que permite ver a cada uno de los cuerpos como soberanos políticos de sus decisiones para vivir. Sobra decir que al igual que el sentido, la noción de cuerpo como posibilidad de soberanía son casos políticamente extraños, por lo general la educación desde la niñez se enmarca bajo situaciones de obediencia y dependencia en un contexto de subordinación permanente sin espacio para una ética de la transformación.

Ver la vida como política, es afirmar que hasta las creencias más profundas y extendidas dentro de la cultura que vive cada cual sólo son construcciones que se manifiestan como no construidas, productos de los cuales se han olvidado que lo son, símbolos que escapan al tiempo de la historia como articulador de posibles, historias que se manifiestan pesadamente como un fin, un lugar para detenerse y estabilizarse (hay que ver y leer como en grandes relatos míticos la estabilidad y el descanso eran metáforas de la muerte, también en filosofía política-vitalista Nietzsche lanza la acusación contra el budismo como forma de vida que abandona las fuerzas mismas de la vida, pulsión de muerte). Pero la vida y los procesos de construcción nuevos sólo responden a una violencia que les viene de afuera (sociopolítica), capaces de buscar sin descanso los elementos que podrán utópicamente responder que otra lógica y otro mundo son posibles, macro y micropolíticamente hablando y sobre todo trabajando.

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