3 de agosto de 2013

Una nueva intimidad: relaciones entre cuerpo, cuidado, salud e identidad dentro del proceso de individualización.


"Por espiritualidad entiendo lo que se refiere precisamente al acceso del sujeto a un cierto modo de ser y las transformaciones que debe sufrir en sí mismo para acceder a ese modo de ser" 
Michel Foucault , la ética del cuidado de uno mismo como práctica de la libertad.




Las ideas propuestas y desarrolladas por el sociólogo alemán Ulrich Beck, nos obligan a pensar el papel del individuo en la creación y construcción de su identidad. Particularmente relevante resulta poner la mirada sobre el cuidado del cuerpo y la salud como indicios de un desarrollo de la intimidad a la vez que el resultado de un proceso mayor de las sociedades contemporáneas, donde la individualidad es una obligación social para todo sujeto.

En primer lugar debemos describir algunos rasgos relevantes de la sociedad del riesgo y de una noción primordial dentro de ésta: la modernidad reflexiva.

Por sociedad del riesgo entendemos la forma actual que adopta el fenómeno de la última modernidad, la vastedad de formas y acontecimientos que la pueblan nos impiden detallarla por completo en los márgenes de éste blog, sin embargo podemos enunciar algunas características que la componen. Reduzco y preciso las -para mí- más importantes:

a) El desvanecimiento de las fronteras entre Naturaleza y Sociedad.

b) La desestabilización de los parámetros locales en función de diseños globales.

c) El aumento de la incertidumbre y la duda como variable incalculable en toda acción.

d) Erosión sistemática de Significados y Prácticas de la tradición y primera modernidad.

e) El vaciamiento de las verdades científicas como descriptores y explicadores permanentes de la realidad.

f) La emergencia de la política de la vida como proyecto individualmente gestionado.

Por modernidad reflexiva podemos sintetizar una serie de rasgos en una idea central, que ya hemos bosquejado:

La modernidad reflexiva es el proceso de agudización de las contradicciones que emanan del propio proceso de modernidad, lo que resulta en una fuerte autoconfrontación del sistema con sus productos y su devenir futuro. Es propio del proceso de autoconfrontación y reflexión la búsqueda de elementos que moderen y atenúen los resultados desestabilizadores y autodestructivos que contienen en sí el proceso de la modernidad.

La primera modernidad se sitúo en oposición al sistema de sentido que otorgaba la organización tradicional de la antigua sociedad. La historia del proceso de desanclaje entre la modernidad y la tradición, fueron profundizados y agudizados por la última modernidad a partir de la cual se genera el fenómeno del vaciamiento de significados totales que fundamenten la comunidad en símbolos elementales.

El resultado de dicho proceso a nivel del sujeto es la agudización del proyecto de vida centrado en la responsabilidad del individuo. Es decir, son las personas, enmarcadas en el desierto de los significados tradicionales las encargadas de elaborar sus propias identidades en función de un abanico amplio y rico de posibilidades. La hibridación de las creencias emana del proceso de desanclaje con la tradición y el sistema cultural que lo envolvía. Ello genera dos consecuencias para los individuo: 1.- Por una parte, los fuerza a construir sus propios sistemas de sentido desde el déficit de los significados públicos; y, 2.- La compulsión, adicción y obsesión centrada en la figura del cuerpo propio son resultado de una mente agotada por los estereotipos como modelos sociales a seguir, a la vez que sometido a las más fuertes ansiedades como resultado de un abanico de prácticas nuevas que se abren al sujeto como posibilidades a elegir.

Aquí es necesario constatar que ésta teoría es situada, es decir, es un producto europeo, nacido para explicar ese contexto y las biografía que se dan ahí. En la periferia las cosas ocurren de manera diferente, y sólo nos limitaremos a decir que el piso de solidaridad estatal europeo conocido como Estado de Bienestar es una institución inexistente para la mayoría de las naciones que bordean el centro europeo, lo que genera que las identidades y el proceso de construcción biográfica en la periferia del sistema mundial sea una elaboración frágil, difícil y altamente vulnerable al vaivén de la economía familiar o individual. La regla en la periferia es: Construye tu vida, elige tus creencias, dota de sentido a tu mundo, pero hazlo solo y ¡arréglatelas como puedas! (Robles).

La pérdida de significados hegemónicos que daban forma a la identidad de las antiguas generaciones se subsume en una serie de nuevas prácticas y significados que hacen de la diversidad y la tolerancia (valores de la modernidad reflexiva) la fuente para su legitimidad. La vida particular se vuelve un proceso de elaboración personal, que tiene su génesis en la vorágine autoconfrontacional de la modernidad reflexiva.

Si bien autores como Nietzsche intuyeron la emergencia del nihilismo como el resultado final de una cultura que se erigió en oposición con su pasado (modernidad) ya no es dado al hombre la definición de las fronteras de la naturaleza y sociedad en un mundo donde lo social se encarga de manipular hasta los más lejanos ámbitos de la naturaleza, por ejemplo: la manipulación genética de alimentos, vegetales, animales y seres humanos.

En la primera modernidad, el conocimiento se mostró como un factor de reducción de la incertidumbres, al final del día terminó por abrir puertas que los comunicaban con otras puertas, que cada vez más aumentaban las variables posibles de controlar, el descontrol, la pluralidad y la vastedad del horizonte a conocer es el principio actual de incalculabilidad de los fenómenos.

El déficit de significados que operen como valores clave en la mediación de las relaciones humanas vuelve a la interacción un proceso complejo, que tiende a reducir el desarrollo de nuestras vidas en función de segmentos donde nuestras preferencias se encuentran con perfiles similares a los nuestros (endogamia) a la vez que eleva el fenómeno de la contingencia como expresión del choque de perspectivas y expectativas entre individuo diferentes y grupos constituidos desde la desigualdad social.

El desafío de las nuevas identidades desde la periferia es sortear la construcción personal sin redes de solidaridad, a la vez que disolver oposiciones irreconciliables que configuraban la estructura de la antigua modernidad: (cuerpo/mente, materia/espíritu, naturaleza/sociedad, individuo/sociedad) y que dieron pié a una diferenciación de los ámbitos de la vida social sin una inclusión que los sostuviera. El cuidado de la salud emerge como una camino insoslayable, quizá no estoy en condiciones de afirmar el modo en el cual ésta cobrará forma, pero lo cierto es que las enfermedades psicológicas como efecto de una red social defectuosa, comienzan a asomarse en algunos estudios que ya perfilan la política/economía/salud como un campo a desarrollar.

El diálogo y la conciencia se vuelven un imperativo de nuestro tiempo, el único capaz de salvar las barreras de la segregación que entre individuos y clases manifiestan los contornos de nuestro ethos cultural presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario