9 de mayo de 2010

El buen Cristo de Abya-Yala


"¿Quién ignora que, al examinar cualquier fenómeno social en el proceso de su desarrollo, siempre se hallarán en él vestigios del pasado, bases del presente y gérmenes del futuro?"
Vladimir Lenin
 
"Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política."
Claude Lévi-Strauss






Latinoamérica se constituye como un escenario de lucha (¿libre?) en donde se enfrentan ideas, proyectos, prácticas, imposiciones, concensos, alternativas.

La modernidad la ha relegado a ser desde un educando con necesidad de dirección histórica dirigida desde (elija aqui su concepto preferido) los paises de norte/centros metropolitanos, a un laboratorio de experimentación de la efectividad de proyectos económicos para la sobrevivencia del dominio central. En este sentido, no son solo intereses intercontinentales los que se ciernen sobre los territorios de Abya-Yala, si no que también aparecen en escena una gran diversidad de intereses locales, algunos de ellos muy atentos observadores maravillados con el esplendor naturalizante del desarrollo metropolitano. Hasta el "Manual del perfecto idiota latinomericano" tuvo su inspiración en uno de esos intereses encarnados en forma de pensador social, como lo fue Carlos Rangel, periodista y escritor venezolano, autor de "Del buen salvaje al buen revolucionario" (una especie de némesis intelectual a "Las venas abiertas de América Latina" de Galeano).

En su obra, desmenuza lo que considera las reales causas del "atraso" y la ambigua situación del continente, considerando las históricas intervenciones externas como un chivo expiatorio de una izquierda latinoamericana que considera inútil y conservadora, incapaz de asumir un proyecto modernizador eficaz, y que se escuda transfiriendo la carga simbólica de la categoría Rosseauniana del "buen salvaje" al prototipo del buen revolucionario (más bien mutado al cristo hippie), aquel personaje redimidor lleno de buenas intenciones de cambio y justicia social, que busca restaurar el supuesto estado de inocencia y felicidad cuasi-arcadiana (o Jardín del Edén/Paraiso en la tierra) en el que víviamos los mitificados del continente antes de la llegada de "malvado civilizador" europeo (la seducción Luciferiana). Éste último sería el portador de esa caja de Pandora que llamamos Occidente (fruto prohibido/pecado original), fuente de todos los males que afectaron y afectan América Latina en la actualidad (las ironías de las ironías caricaturezcas son a propósito).

Como a los Mitos supuestamente se les combate con la Razón (pero que al final no resulta ser más que otro Mito más bien disfrazado de Razón), Rangel acusa que esta especie de milenarismo local (absurdo y reduccionista a mi parecer) realza la "externalización" de las culpas, un encubrimiento sigilosamente planificado para obviar por medio del "yo acuso a", el supuesto hecho de que el verdadero problema de Latinoamérica son los propios latinoamericanos y no otra cosa. Así, se adhiere a las filas de quienes ven a EEUU un modelo de progreso fundada en una eficacia para el desarrollo económico no interrumpida por el resentimiento improductivo que nos caracterizaría a los del patio trasero, si no que motivada por una ética, un espíritu de trabajo y un afán comercial, pero a diferencia de Weber, descontextualizado, ahistórico, neutral y objetivo, casi naturalmente deseado. Como dije, los Mitos al final solo se combaten con más Mitos.

A continuación, un breve trozo de la introducción del libro:

"Del buen salvaje al buen revolucionario
Del fracaso a la mitología compensatoria
(Introducción)

Entre 1492 y 1975 han transcurrido casi quinientos años, medio milenio de historia. Si nos proponemos calificar esos casi cinco siglos de historia latinoamericana en la forma más sucinta, pasando por encima de toda anécdota, de toda controversia, de toda distracción, yendo al fondo de la cuestión antes de desmenuzarla, lo más concreto, veraz y general que se puede decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso. Esta afirmación puede parecer escandalosa, pero es una verdad que los latinoamericanos llevamos prendida en la conciencia, que callamos usualmente por dolorosa, pero que traspasa y sale a la luz cada vez que tenemos momentos de sinceridad. Es decir que somos los mismos latinoamericanos quienes calificamos nuestra historia como una frustración. El mayor héroe de América Latina, Bolívar, escribió en 1830: He mandado veinte años, y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; 5) devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; 6) si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América [Latina]. En esos seis puntos de Bolívar está condensado en su forma extrema el pesimismo latinoamericano, el extremo juicio adverso de los latinoamericanos sobre nuestra propia sociedad. Pero vale la pena subrayar que por lo menos algunas de las profecías desesperadas de Bolívar se cumplieron al pie de la letra, por lo cual no se las puede atribuir únicamente al estado depresivo de un hombre envejecido, decepcionado y amargado, sino que son apreciaciones en las cuales están presentes toda la agudeza sociológica y toda la visión política del Libertador. Desde 1830 hasta hoy se acumulan otros datos y otros puntos de referencia, adicionales a los disponibles para Bolívar al formular su juicio sobre el futuro de Latinoamérica: 1) El éxito desmesurado de los Estados Unidos, en el mismo Nuevo Mundo y en el mismo tiempo histórico.2) La incapacidad de la América Latina para la integración de su población en nacionalidades razonablemente coherentes y cohesivas, de donde esté, si no ausente, por lo menos mitigada la marginalidad social y económica. 3) La impotencia de la América Latina para la acción externa, bélica, económica, política, cultural, etc.; y su correspondiente vulnerabilidad a acciones o influencias extranjeras en cada una de esas áreas. 4) La notoria falta de estabilidad de las formas de gobierno latinoamericanas, salvo las fundadas en el caudillismo y la represión. 5) La ausencia de contribuciones latinoamericanas notables en las ciencias, las letras o las artes (por más que se puedan citar excepciones, que no son sino eso)."

6 comentarios:

  1. Ya sabía yo que con estos indios no se iba a ninguna parte; parafraseando a Mulder, "el éxito está allá afuera".
    Creo que con esto a nadie le quedan dudas de por qué se da tanto la exportación intelectual, por qué hay tanta gente que migra a gringolandia o Europa, a pesar que se diga que son racistas y que no pescan a los latinos; al menos allá hay más posibilidades. Y lo dice Bolívar, el héroe casi mítico de la "independencia" de América.
    Es lo que siempre se ha dicho, medio en broma medio en serio: es la raza la mala.

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  2. hacen falta ahora este tipo de ensayos. da lo mismo si la tesis es antropológicamente facha o si llega otro súper héroe de izquierda a hacer eco del lamento latinoamericano, como texto es polémico pero tiene la virtud de ser politizante, cuestión que hace rato no vemos en el lenguaje técnico de las ciencias sociales. que seamos o no seamos flojos y borrachos da lo mismo, que seamos lo mejor por todavía identificarnos con lo prístinamente indígena también da lo mismo, el papel lo aguanta todo, lo importante en el fondo es fundamentar la política con harta o poca ideología y pensar en el futuro, sea comunístico o fachístico, con taparabos o con cuello y corbata. la historia dará la razón a quién gane. ganémosle a alguien alguna vez.

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  3. Buen texto, es fácil decir ahora que la realidad es socialmente construida, pero puta que es difícil crear o vislumbrar el "cómo" de eso, sobre todo desde una perspectiva Latina dónde todas las categorías con las cuales pensamos el mundo vienen -en su gran mayoría- producidas de la morgue de los conceptos Made in Europe.

    La raza no es la mala, eso es un invento tan potente que aún hoy seguimos cayendo en el (y si era ironía... excúseme señor Lenon, que hoy ando lento).

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  4. Cabros, no entendí nada.
    Pueden hacer hipóteis al respecto, pero yo, desde mi postura ignorante (irresponsablemente lejana y desinteresada) sobre el tema, puedo opinar con respecto a la estructura y decirles lo siguiente:

    * Una idea con otra se debe tejer con más dedicación y no bombardear al lector con tantos elementos relacionados a la vez (aunque estén ahí los links).
    * Decidan si quieren escribir en primera persona o tercera....
    * Los párrafos están demsiado largos (recuerden que un párrafo es UNA IDEA.
    * El fragmento del final tiene la misma extensión del ensayo, y obviamente debió haber sido más pequeño.

    Y bueno, si el tema me gustara, tal vez hubiese leído mejor, y hubiese entendido. Así que no me pesquen tanto ajaja

    Saludos!

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